Río de Janeiro. AFP. La candidata derrotada a la Presidencia de Brasil, la ecologista Marina Silva, se apresta a apoyar al socialdemócrata Aécio Neves para derribar del poder a Dilma Rousseff, en nombre del cambio que asegura el país necesita, según informaciones de la prensa brasileña.
Los 22 millones de votos (21,3%) que Silva obtuvo en las elecciones del domingo serán claves para definir la segunda vuelta del 26 de octubre entre Rousseff, del Partido de Trabajadores (izquierda), y Neves, del poderoso Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB, centro izquierda).
En vez de pedir cargos a cambio, como es tradición en la política brasileña, Marina Silva pretende que Neves incorpore y defienda algunos puntos claves de su programa, como el fin de la reelección presidencial y un mandato de cinco años (en vez de los actuales cuatro) o el 10% del PIB para la educación, informó el diario O Globo .
Silva busca ser coherente de esta manera con su propuesta de una “nueva política” diferente a la del PT y el PSDB, que se han repartido el poder en los últimos 20 años.
Durante la campaña, la exsenadora, de 56 años, que integró el PT durante 24 años, se quejó repetidas veces de los ataques del PT durante la campaña. Incluso se puso a llorar al comentar críticas que le hizo su exmentor Luiz Inácio Lula da Silva, que gobernó del 2003 al 2010.
Ni la ecologista ni su equipo han confirmado oficialmente hasta ahora la decisión.
“Los resultados de las elecciones reflejaron una posición de insatisfacción con las condiciones existentes en Brasil expresando sentimientos de cambio”, dijo Silva el martes en un comunicado.
Los partidos que apoyaron hoy miércoles y jueves para decidir el camino por seguir.
En su primer acto de campaña para la segunda ronda, Neves adoptó un discurso similar al de Silva.
“Estoy listo para liderar un proyecto en favor de Brasil, en favor de una nueva política (...) Nuestra propuesta de gobierno siempre está abierta a nuevas contribuciones", afirmó al visitar a obreros de la construcción en São Paulo.
Los votantes de Silva, que no necesariamente tomarán el camino que señale la candidata, están divididos.
De un lado, los que reclaman un cambio tras 12 años del PT en el poder, una economía en magro crecimiento hace cuatro años y escándalos de corrupción ligados incluso a la estatal Petrobras. Del otro, quienes se sienten más cerca del PT por sus programas sociales que benefician a un cuarto de la población.