San Salvador
Los asesinatos de policías y soldados por parte de las pandillas pusieron en emergencia a las autoridades salvadoreñas que arreciarán el combate a esas bandas, que ya mataron a 44 agentes este año.
Las dos últimas víctimas de estos ataques fueron el subinspector de la Policía Nacional Civil (PNC), Lorenzo Rojas, y su hijo universitario Marvin Antonio Rojas, quienes fueron asesinados este miércoles a balazos al salir de su casa en las faldas del volcán de San Salvador, en el noroeste de la capital. La esposa del oficial resultó herida en el ataque.
"Nosotros estamos en emergencia por los ataques a los policías, como Fiscalía vamos de frente contra la delincuencia", declaró en una improvisada rueda de prensa el fiscal general, Douglas Meléndez, tras conocer el asesinato del subinspector.
En las últimas dos semanas, una decena de agentes policiales y tres soldados de la Fuerza Armada han sido asesinados en distintos puntos del país en acciones que las autoridades atribuyen a las pandillas, que han cometido los crímenes, en su mayoría, cuando los efectivos se encontraban de licencia.
El director de la Policía Nacional Civil, comisionado Howard Cotto, tras lamentar los asesinatos de los agentes, expresó que ante esa situación "preocupante" giró instrucciones a los policías para que "tomen las medidas de seguridad necesarias" y así evitar ser atacados por pandilleros.
"Estamos investigando estos crímenes, vamos a dar con los responsables", prometió.
Amedrentamiento. Para el fiscal general, los asesinatos de policías y soldados son obra de las pandillas para "amedrentar" a los miembros de esos cuerpos.
"Estos ataques definitivamente los están haciendo para amedrentar, para bajar la moral de los policías", sostuvo Meléndez, tras advertir: "Vamos a ir en contra de la delincuencia, de estas personas que están cometiendo estos ataques, tenemos que atacar a la delincuencia".
El jefe fiscal dijo que la institución también ha girado instrucciones a fiscales para que "tomen las medidas de prevención" necesarias para evitar ser blancos de las pandillas, y lo mismo ocurre en la Fuerza Armada.
En tanto, la procuradora de Derechos Humanos, Raquel Caballero, luego de condenar los asesinatos de policías, indicó que "es necesario y urgente tomar acciones de protección" no solo para los agentes y soldados, sino también para sus familias.
El ministro de Justicia y Seguridad, Mauricio Ramírez, señaló que muchos de los asesinatos habrían sido ordenados por cabecillas de pandillas desde cárceles donde están recluidos.
Ante esa situación, la Dirección General de Centros Penales (DGCP) trasladó este miércoles a casi medio centenar de cabecillas de pandillas desde los penales de Izalco (oeste) y Ciudad Barrios (este), a la cárcel de máxima seguridad de Zacatecoluca, conocida como "Zacatraz", en el sureste del país.
"La cárcel con el régimen más duro está esperando a todos los que atenten en contra de los miembros de la policía", advirtió Ramírez, en referencia a la cárcel de Zacatecoluca, considerada la más estricta del país por sus fuertes medidas de encierro y seguridad.
Para intentar contener la ola de violencia delincuencial, el Gobierno salvadoreño mantiene en las calles a poco más de 7.000 soldados en apoyo a labores de seguridad pública que efectúa la Policía.
En lo que va del año, la Policía contabiliza 500 enfrentamientos armados con pandilleros a lo largo del país, detalló Cotto.
La violencia en El Salvador, que en buena medida se debe a las pandillas, dejó 4.581 muertos entre enero y octubre, de acuerdo con cifras del Instituto de Medicina Legal (IML).
Las pandillas salvadoreñas tienen unos 70.000 miembros, de los cuales 16.000 están encarcelados, según las autoridades.
Frente contra delincuencia. El acoso de la delincuencia organizada no solo afecta a El Salvador. Para hacerle frente, este país, Guatemala y Honduras pusieron en marcha el martes una Fuerza Trinacional compuesta por policías y militares que se desplazarán a lo largo de las fronteras.
Cada grupo patrullará sus propios territorios, sin ingresar a los países vecinos. Los tres países cooperarán en materia de inteligencia, aduanas y migración.
El despliegue se inició tras un acto encabezado por los presidentes de Guatemala, Jimmy Morales; de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y de Honduras, Juan Orlando Hernández. Los mandatarios de la región que también se conoce como el Triángulo Norte de Centroamérica se reunieron en Nueva Ocotepeque, Honduras, donde convergen las fronteras de las tres naciones.
"Lo que ahora estamos instalando con nuestros hermanos salvadoreños y guatemaltecos es el perfeccionamiento de escudos terrestres en nuestras fronteras", afirmó el mandatario hondureño.
Hernández también resaltó el daño que los grupos criminales han provocado a sus países: solo en el 2015 se registraron hasta 17.000 muertes por violencia.
El presidente recordó que Honduras alguna vez fue el país más violento del mundo, pero ahora es "un país hostil" para el narcotráfico, las pandillas y los criminales. Asimismo, resaltó que desde el 2013 han desarticulado tres carteles de droga y han asestados duro golpes a las maras o pandillas.
Por su parte, el gobernante salvadoreño aseguró que países productores de droga están utilizando sus territorios para hacerla llegar al mercado de Estados Unidos, "una amenaza que es necesario detener".