Tegucigalpa. Millones de hondureños acudieron este domingo a las urnas en un ambiente tranquilo para elegir a las autoridades que gobernarán el país los próximos cuatro años, en un proceso marcado por temores de fraude y la polémica búsqueda de la reelección del presidente Juan Orlando Hernández.
Más de seis millones de personas estaban convocadas a votar en los comicios generales, en los que Hernández busca un segundo periodo pese a que está prohibido por la Constitución y en medio de las denuncias opositoras sobre un posible fraude oficialista.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció que las mesas cerraron formalmente 4 p. m. (hora local) aunque algunas permanecieron abiertas una hora más, mientras terminaban de votar las personas que se encontraban en fila.
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Hay nueve candidatos a la presidencia, pero según las encuestas solo tres tienen posibilidades: Además de Hernández, el académico Luis Zelaya, del Partido Liberal (PL, derecha), y el periodista Salvador Nasralla, de la izquierdista Alianza de Oposición contra la Dictadura.
Los dos opositores han advertido que no reconocerán una reelección del mandatario.
Una de las naciones más pobres de América Latina, Honduras carga además con el lastre de la violencia: es uno de los países sin guerra más violentos del mundo, con una tasa de homicidios que en 2016 se situó, según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional, en 60 por 100.000 habitantes. El Banco Mundial ubica al promedio global en 5,3 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Había poca afluencia en el colegio de la popular colonia capitalina Las Torres, cuando llegó a votar José Angel Rodríguez, un conductor de autobús desempleado.
Rodríguez, quien aseguró que en su barrio “después de las ocho de la noche nadie sale de su casa”, estimó sin embargo que la seguridad ha mejorado algo bajo el gobierno de Hernández. Apuesta, no obstante a que Nasralla “ayude a la gente pobre” si logra llegar a la presidencia.
Unos 16.000 observadores participan en las elecciones, de los cuales 600 son de misiones extranjeras, incluida la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
“Hemos observado un proceso tranquilo, la evaluación que tenemos hasta ahora es positiva,” dijo a periodistas la eurodiputada portuguesa Marisa Matias, jefa de la misión de observadores de la UE.
El Gobierno desplegó más de 35.000 efectivos policiales y militares en todo el país para garantizar la seguridad del proceso.
“Todo en el país está tranquilo, en orden, en paz y eso se va a reflejar de manera positiva en el resultado”, declaró el coordinador del gabinete de gobierno, Jorge Ramón Hernández, tras una reunión para evaluar la jornada.
El mandatario Hernández, en el poder desde el 2014, votó a primera hora en su ciudad natal de Gracias (oeste), acompañado de su hija y diputados del oficialista Partido Nacional (PN).
“Cuatro años más”, coreaban los simpatizantes que le rodearon.
“Gracias a todos por fortalecer la democracia, vamos ganando y vamos a ganar contundentemente”, escribió Hernández en Twitter.
Sin embargo, sus opositores han insistido en presuntas irregularidades y la posibilidad de fraudes en torno a la votación.
Zelaya, que sufragó en la localidad de Santa Lucía, cerca de la capital, alertó que este “es un proceso atípico con una reelección ilegal”.
En tanto, poco antes de emitir su voto, Nasralla declaró: “A la gente pobre le ofrecen comida, le ofrecen láminas y cemento a cambio de su voto. Yo les digo que esa es una táctica para que sigan siendo pobres, yo voy a generar empleos”.
El historiador y sociólogo Marvin Barahona, del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), advirtió que la posible reelección de Hernández podría despertar un clima de confrontación en el país.
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“La candidatura de Juan Orlando Hernández no solo es polémica. Tiene una alta dosis de ilegalidad, lo que conlleva a que los resultados pueden ser ocasiones para mayores confrontaciones, sobre todo si los mismos favorecen al oficialismo, por ser calificados por diversos sectores como fraudulentos”, opinó Barahona.
Para el analista Víctor Meza, investigador del Centro de Documentación de Honduras , hay un “clima de crispación” en el país por “la reelección, que es la forma encubierta y semilegal del continuismo autoritario del presidente”.
Meza alertó de una situación potencialmente explosiva debido a que los tres candidatos mayoritarios dicen tener certeza del triunfo y que no aceptarán la derrota.