Tegucigalpa. Honduras vive momentos de tensión desde las elecciones del 26 de noviembre, en las que el presidente derechista Juan Orlando Hernández buscó la reelección ante una oposición de izquierda, fortalecida con el liderazgo del derrocado expresidente Manuel Zelaya y el presentador de televisión Salvador Nasralla como candidato presidencial.
Los siguientes son tres puntos para entender la convulsión en torno a las elecciones del país centroamericano, que ocho días después sigue sin conocer oficialmente quién fue el ganador.
Reelección cuestionada
La Constitución de Honduras prohíbe la reelección presidencial, pero Hernández pudo postularse a un segundo mandato gracias a un polémico fallo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que le dio el visto bueno.
Detractores del presidente lo acusan de haber tomado control del máximo tribunal, colocando a sus aliados para obtener fallos a su favor.
El sociólogo e investigador de la Universidad Nacional, Eugenio Sosa, considera que un foco de la tensión ha sido “la imposición finalmente de la reelección, sellada por un Tribunal Supremo Electoral (TSE), en el cual amplísimos sectores sociales no creen”.
Lentitud de conteo y sospechas de fraude
Los temores de fraude vienen desde la elección pasada, en el 2013, cuando Hernández venció a Xiomara Castro, esposa de Zelaya.
En las recientes elecciones, la lentitud del conteo ha ayudado a incrementar las sospechas de fraude.
La alianza opositora ha denunciado que el TSE manipuló actas electorales para favorecer a Hernández, y señala que más de 5.000 de ellas fueron alteradas durante sucesivos cortes en el sistema de cómputo registrados el miércoles pasado.
Nasralla dijo este lunes a que no podrá “aceptar nunca” los resultados que divulgó el Tribunal Supremo Electoral (TSE) porque “no son oficiales ni definitivos”, y reclamó revisar 5.173 actas en las cuales asegura que estuvo el “fraude”.
A su vez, el presidente Hernández llamó a respetar la fase de impugnaciones tras el recuento de votos, y mostró su “profundo pesar” por las acciones de violencia registradas en los últimos días.
Ramón Custodio, excomisionado nacional de derechos humanos, comentó que “el proceso electoral actual es nulo desde su origen por las manipulaciones del tribunal electoral y la democracia deja de existir en Honduras”.
Lo que está haciendo la oposición “es demostrar cómo se hizo el fraude y eso es posible técnicamente, si el tribunal entrega toda la información que exige la alianza. Es demostrable que el tribunal sí dio vuelta al resultado”, agregó.
Por su lado, la misión de observadores de la Unión Europea señaló que el proceso electoral no está terminado: “Por favor no hacer proclamación de vencedores”, instó la eurodiputada portuguesa Marisa Matias.
'Ciudadanía movilizada'
Las sospechas de fraude provocaron amplias movilizaciones de opositores a Hernández, que la semana pasada derivaron en violentos choques con la Policía, que dejaron al menos una joven muerta, y saqueos de negocios en varias ciudades del país.
El gobierno respondió decretando estado de sitio el viernes por diez días, incluyendo un toque de queda nocturno. Pero el domingo dos policías fueron abatidos a tiros cuando intentaban hacer cumplir el toque de queda en el departamento occidental de Olancho.
Las protestas son el reflejo de “una ciudadanía movilizada que desconoce al presidente como ganador, reclamando el triunfo de Nasralla (...) mas el descontento popular por la corrupción, el desempleo, la violencia, falta de educación y salud”, consideró Sosa.