Las autoridades de la Universidad de Costa Rica (UCR) consideran que su campus es "extremadamente seguro", pero un grupo de estudiantes asegura sentirse vulnerable, al trasladarse por las instalaciones.
La discusión sobre la seguridad en la sede central de esa casa de estudios, ubicada en San Pedro de Montes de Oca, surgió luego de que en la universidad se dieran cinco ataques contra alumnas –tres de ellos con agresiones sexuales–, en un periodo de 30 días.
El último caso ocurrió la noche del jueves anterior, tras el cual los oficiales de seguridad universitaria capturaron a dos sujetos, a quienes se les atribuyen los ataques previos.
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Esas agresiones constituyeron un caso aislado, según las autoridades universitarias, las cuales se consideran que dan abasto para garantizar la seguridad en el campus.
"Es una ciudad bastante segura, muy segura. Si la comparamos con otras (barrios y ciudades), es extremadamente segura. No quisiéramos tener un campus universitario que sea una zona blindada. Con lo que tenemos hemos garantizado la seguridad. Este hecho fue un caso aislado", aseguró Carlos Araya, vicerrector de Administración de la UCR.
"El tema de seguridad es prioritario para nosotros, que constantemente estamos buscando cómo mejorar con cantidad de oficiales, con seguridad electrónica, con cámaras de vigilancia, mejorando la iluminación", agregó el funcionario.
En una manifestación realizada el mediodía de este lunes, unas tres docenas de estudiantes (en su mayoría mujeres) exigieron más iluminación en espacios solitarios y mayor presencia de policías, principalmente en las noches.
"Nosotras sabemos que eso no va a eliminar los abusos, el machismos ni el patriarcado, pero son soluciones para dar más seguridad", expresó la estudiante Fernanda Quesada.
"Esto llega a un extremo. Somos estudiantes que tenemos que movilizarnos por el campus a altas horas de la noche y no podemos estar en un espacio en el que no estamos seguras, sabiendo que nos pueden quitar nuestras cosas. Andamos nuestras computadoras y nuestros celulares", manifestó Claudia Campos, alumna de Derecho y una de las organizadoras de la manifestación.
Los jóvenes recorrieron bajo la lluvia la calle interna que rodea la ciudad universitaria y llegaron hasta el edificio de la Rectoría, donde se reunieron con una delegación de la Administración institucional para presentar sus peticiones.
"Las mujeres deberían sentirse seguras siempre y es obligación de la UCR brindarles esa seguridad. Aunque no nos hayan atacado personalmente, es injusto la inseguridad que uno siente", expresó Juliana Coto, quien cursa su primer año en esa casa de estudios.
De acuerdo con Araya, a las manifestantes se les prometió que este martes se hará un recorrido nocturno por las instalaciones, para identificar puntos de riesgo que deban reforzarse y que los alumnos deban evitar. El funcionario comentó que de momento no puede señalar sitios de riesgo.
En contraste, varios alumnos mencionaron el sector donde se ubican los edificios de Informática, Letras y Geología, pues ahí hay hay una construcción en progreso, por lo que hay grandes plásticos negros que dificultan la visibilidad. Los estudiantes también dijeron considerar riesgosos los lugares donde hay plantaciones de bambú o mucha vegetación.
Además de más vigilancia y luz, los estudiantes también exigen a las autoridades universitarias que se brinde atención a las víctimas y que se informe sobre los ataques en el campus.
Elementos de la vigilancia
Jeffrey Dimarco, jefe de la Oficina de Servicios Generales de la UCR, detalló que las 90 hectáreas del campus –por donde transitan unas 50.000 personas— las vigila un equipo de 160 oficiales, los cuales trabajan en tres turnos.
16 de esas plazas se abrieron el año pasado, dijo Araya, tras determinar que el cuerpo policial debía reforzarse.
También se cambiaron las luces convencionales por bombillos LED para contar con mayor luminosidad, informó el funcionario.
"Nunca va a ser suficiente. Bajo esa premisa, permanentememte estamos monitoreando las áreas donde requierimos iluminación. Pero, ¿la iluminación será la salida a la delincuencia? No lo es", dijo Araya, argumentando que en el caso de los ataques recientes, los delincuentes atacaron a las muchachas en sitios donde había luz y las arrastraron hasta puntos más oscuros.
El centro de estudios también cuenta con tecnología de vigilancia y protocolos de seguridad, expresó el vicerrector.
Araya descartó, de momento, solicitar apoyo en el sitio de la Fuerza Pública, pues no lo considera necesario.
Pese a ello, Érick Calderón, director regional de la policía en San José, expresó que ambas entidades sí realizan algunas coordinaciones, además de compartir información.
El jefe policial aseguró que el aporte de la Fuerza Pública consiste en mantener oficiales en sitios que se han identificado como riesgosos, como la calle de la Amargura, la vía que pasa frente al pretil e inclusive el camino hacia el mall San Pedro.
"En segundo lugar, hemos estado haciendo trabajos interinstitucionales con Tránsito, Migración y el OIJ para afectar objetivos específicos, personas ya identificadas que son reincidentes. Se han determinado placas de motocicletas y vehículos con ciertas características, entonces los empezamos a abordar para que se den cuenta de que nosotros los conocemos", explicó Calderón.
No obstante, aseguró el jefe policial, en ocasiones los asaltantes huyen hacia las instalaciones de la UCR luego de cometer un robo, pues saben que la Fuerza Pública no ingresa al campus excepto en casos extraordinarios.
A los universitarios, Calderón les recomendó caminar siempre acompañados, no distraerse con dispositivos electrónicos, caminar con la mochila sobre el pecho y llamar al Sistema de Emergencias 9-1-1 en caso de identificar sujetos que se acercan de manera sospechosa.
Si alguna persona tiene una emergencia dentro de la sede universitaria, se debe llamar a la línea de emergencia 2511-4911, recomendó Araya.