Foggia, Italia. En el sur de Italia y rodeado de un aire de montaña está el pueblo de San Giovanni Rotondo... la casa del Padre Pío, que Floribeth Mora visitó ayer.
La “costarricense del milagro” llevó un sobre con peticiones a la tumba del Padre Pío Pietrelcina, religioso capuchino cuya historia de vida y sus estigmas en las manos recorrieron el mundo. Juan Pablo II lo hizo santo en el 2002.
“Mi mamá siempre llevó en su billetera una estampita del Padre Pío. Le he tenido total devoción y para mí es algo muy significativo estar en el santuario y tan cerca de su historia”, dijo Mora.
Bajo llave y rodeada de vidrios, está la habitación en la que vivió el santo durante 52 años, en los que no se tomó ni un día de vacaciones, según dijo el fraile Carlo Laborde.
En el lugar se mantienen intactos el escritorio donde el Padre Pío leía y escribía cartas, su cama y el sillón donde murió, así como una serie de cuadros, reliquias, imágenes de santos y fotos de su familia que siempre mantuvo en el sitio.
“Fue muy apegado a su mamá. Era un hombre humilde; no le gustaba exhibir sus estigmas”, narró el fraile Laborde.
Devoción. Cuando la tica llegó a la tumba del Padre Pío, los aplausos de un grupo de feligreses polacos y el flash de las cámaras de la prensa italiana no pararon de enfocar a “la miracolata” cuando colocó un sobre con peticiones.
“Pido por Costa Rica, por mi familia y por seguir llevando el mensaje de Juan Pablo II al mundo; un mensaje de fe y esperanza para las personas que sufren en este momento ante cualquier situación”, dijo Mora antes de que se iniciara una misa en español.
En la celebración participaron los obispos costarricenses José Rafael Quirós, Francisco Ulloa y el obispo emérito Hugo Barrantes.
El convento se fundó en 1540 y es punto de peregrinación para los fieles católicos que visitan Italia. En la historia del Padre Pío se atesoran casos de conversión de hombres y mujeres que eran ateos o criticaban la religión católica y que decidieron unirse al catolicismo.
“Ese cuadro de la Virgen que está en el cuarto del Padre Pío se lo regaló un masón anticlerical que se convirtió al catolicismo tras las conversaciones con el Padre Pío”, dijo el fraile uruguayo Laborde.
Floribeth Mora y su familia están hospedados en el centro Santa Maria Delle Grazie, en San Giovanni Rotondo, y estarán de vuelta en Roma, Italia, hoy en la noche, a la espera de una posible audiencia con el papa Francisco.
Desde el santuario del Padre Pío, “la costarricense del milagro” envió un mensaje a Costa Rica, en el que pide aumentar la fe de los ticos, ante lo que ella calificó como “un inmenso amor de Dios”.
“Que los hogares, las familias y las personas con más necesidades sientan alivio de sus dolencias a través de la oración”, concluyó Mora después de la misa.
“La miracolata”, a quien la intercesión de san Juan Pablo II salvó de un aneurisma, según el Vaticano, no cesa de peregrinar.