Desde la noche del jueves, los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) comenzaron a seguir a Juan Carlos Bolaños porque la intención era arrestarlo a las 6 a. m. del viernes en su casa, en Escazú.
Esa noche, Bolaños comenzó a moverse por algunos puntos de San José en su carro, un Range Rover modelo 2016, de color negro, el cual tiene como placa sus iniciales: JCB. El vehículo era conducido por otro hombre.
Ya en la madrugada, a las 3:30 a. m., los vieron entrar a las oficinas de su empresa Grupo JCB, cerca del puente Juan Pablo Segundo, en La Uruca y lo que pasó allí llevó a las autoridades a adelantar la hora de detención, contó el director del OIJ, Wálter Espinoza.
Entre las acciones que despertaron la curiosidad de los agentes fue que en Grupo JCB, ligado a la compañía Sinocem Costa Rica, la cual importaba el cemento de China, Bolaños sacó unas cajas y las cargó en el vehículo. "Estaban depositando unos documentos en unas cajas, esos documentos van a ser sometidos a revisión", agregó Espinoza.
Otra fuente del OIJ confirmó a este medio que, después de salir de las oficinas de Grupo JCB, Bolaños entró a alta velocidad a la Ruta 27 con rumbo a Santa Eulalia de Atenas. Circulaba en su Range Rover a unos 200 kilómetros por hora.
La unidad de la Policia Judicial que le daba seguimiento desde la capital alertó a otra patrulla que aguardaba en la autopista para que lo interceptara, dijo la fuente.
El arresto finalmente ocurrió 120 metros antes de llegar al edificio de los Tribunales, en el centro de Atenas, Alajuela. De allí, junto con el Range Rover –que aparece en la página del INS con valor fiscal de ¢96,6 millones–, se le condujo hasta la casa en Santa Eulalia donde se hizo un allanamiento.
Según el superior del OIJ, en la detención medió el sentido de oportunidad y el ahorro de recursos policiales. “La detención del señor Bolaños en vía pública no aparejó ninguna circunstancia importante, fue tranquila y el señor se comportó de manera muy correcta. Este es un tema de estrategia”, afirmó Espinoza.
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Además, descartó que el adelanto en la hora del arresto ocurriera a raíz de sospechas de que Bolaños tuviera intenciones de fugarse o disponer de posibles documentos que pudieran ser importantes en las investigaciones que seguirá el Ministerio Público a partir de ahora.
“Ya estaba amaneciendo y de acuerdo con lo que comentamos con el fiscal era un momento oportuno y eso nos garantizaba que iba a estar presente en el sitio y eso permite desgastarnos menos”, justificó el jerarca.
¿Qué lugares recorrió Bolaños antes de las 3:30 a. m.? El director del OIJ no lo contó. “Es un tema relacionado con su vida privada, con sus actividades personales y por esa razón preferimos no señalarlo, pero no es nada trascendente”.
En declaraciones junto a la fiscala general, Emilia Navas, Espinoza dijo que la detención de Bolaños fue producto de un trabajo planificado desde hace semanas en conjunto con el Ministerio Público, al que calificó como el principal socio estratégico del OIJ para esclarecer los supuestos delitos que habría detrás de la variación de normas y reglamentos para que el empresario pudiera empezar a traer cemento desde China desde el 2015.
Ese negocio lo financió con una línea de crédito de $30 millones del Banco de Costa Rica (BCR) que es investigada por la Fiscalía, la Asamblea Legislativa y la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) por las circunstancias en que se aprobó.
De hecho, los otros seis detenidos junto con el importador son todos miembros de la alta gerencia del banco público: Mario Barrenechea, gerente general suspendido, Marvin Francisco Corrales Barboza, subgerente de banca minorista; Andrés Víquez Lizano, subgerente de banca mayorista: Leonardo Acuña Alvarado, subgerente de Finanzas y Riesgo; un funcionario de apellidos Ramírez Rodríguez, director de Gestión de Créditos y Gilberth Barrantes Campos, gerente corporativo de Riesgos y Control Interno.