El mandatario electo, Luis Guillermo Solís, afirmó ayer que el Gobierno de la República debe caminar hacia el Estado laico.
En la puerta del templo del Buen Pastor, Solís recalcó que un Estado laico “no es un estado sin Dios”, y que, por el contrario, permite garantizar la libertad religiosa de los ciudadanos.
Solís llegó en compañía de sus vicepresidentes electos, Helio Fallas y de Ana Helena Chacón. Allí fue invitado por la organización religiosa, donde también acudió su jefe de campaña, Melvin Jiménez, quien es obispo luterano.
Un Estado laico es el que no se adhiere a una confesión religiosa en particular.
Costa Rica es un estado confesional; es decir, reconoce a la religión católica como la oficial, de acuerdo con el artículo 75 de la Constitución Política.
Continuidad. La posición de Solís daría continuidad al trabajo que promovió durante su gestión la presidenta Laura Chinchilla, impulsada por el propio Vaticano.
El embajador de Costa Rica en la Santa Sede, Fernando Sánchez, había señalado en una entrevista con este medio el interés por la laicicidad que impera en Roma, sin que esto implique lejanía con la Iglesia católica.
Para cumplir con ese propósito, ambos gobiernos negocian un concordato (acuerdo de cooperación) para eliminar el carácter confesional del Estado.
Solís no asistirá a la basílica de los Ángeles, en Cartago, donde se encuentra la imagen de la Virgen de los Ángeles, Patrona de Costa Rica.
El presidente electo ya había visitado el templo luego de la primera ronda electoral, realizada el 2 de febrero.
Sin embargo, ayer, su disposición fue otra, y se encargó de dejar claro que, si bien no es una prioridad de Estado, sí impulsará la laicicidad.