El urólogo Maximiliano Mauro Stamati tuvo entre sus maestros de Medicina al nefrólogo Francisco Mora Palma cuando realizó sus prácticas en el Hospital Calderón Guardia.
Por eso, asegura, confió en su maestro cuando lo llamó a participar con él en trasplantes de riñón en un centro privado, el Hospital Hotel La Católica, en Goicoechea, San José.
También confió en la respuesta que le dio Mora cuando, al aumentar la frecuencia de estas operaciones preguntó si en esos procedimientos estaría mediando algún tipo de pago a los pacientes donantes.
Así lo relató Mauro durante la declaración rendida la mañana de este jueves ante el Tribunal de Juicio de San José que realiza el debate por trata de personas con fines de extracción de órganos.
"¿Qué pasó en un momento cuando las cirugías empezaron a ser más frecuentes? Yo le pregunto al doctor Mora: '¿Usted está seguro que aquí no hay ninguna plata de por medio? ¿Usted está seguro de que estos pacientes no están recibiendo algún incentivo, plata o algo?
"Y él me dijo, categóricamente: 'Mauro, se lo juro que aquí no hay nada. Recuerde los pacientes altruistas en las operaciones que usted ha hecho. Recuerde que esos pacientes firman una declaración jurada, que van a la cárcel si dicen alguna mentira. Recuerde que esos pacientes van a un comité de ética. Recuerde que estamos operando en un centro hospitalario donde no permitirían alguna cuestión de esas.
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"Entonces, ante ese momento de duda, yo le creí. ¿Por qué no le iba a creer? Estaban los papeles firmados, estaba el asunto de los comités de ética. Era una persona que yo respetaba mucho. Me aclaró la duda y se acabó el problema y para mí todo siguió siendo normal y transparente y, según yo, todo apegado a lo que la ley en ese momento decía".
En su declaración, Maximiliano Mauro Stamati asegura haber confiado en su maestro. Pero también manifiesta haberse sentido engañado cuando trascendieron los supuestos hechos por los que él, otros tres médicos y un comerciante griego figuran en la actualidad como imputados.
De los cinco imputados en este caso, hasta ahora solo han accedido a declarar frente al tribunal Francisco Mora Palma –quien lo hizo al inicio del juicio, sin dar posibilidad a un interrogatorio– y Mauro Stamati.
Para la tarde de este jueves, estaba programada la declaración del otro médico urólogo involucrado en el caso: Fabián Fonseca Guzmán, quien reiteró que también fue engañado pues creyó que ningún donante había recibido dinero.
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No han accedido a declarar ni el especialista en Vascular Periférico, Víctor Hugo Monge Monge, ni el comerciante griego, Dimóstenes Katsigiannis Karkasi, según manifestaron sus representantes legales.
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Este juicio, se inició el 11 de setiembre y está programado para finalizar el 30 de octubre.
Ya la totalidad de la prueba fue presentada y se escuchó la declaración de 46 testigos, 25 de los cuales fueron aportados por la Fiscalía.
"No fue una carnicería"
Este es el primer proceso que se registra en el país donde se analiza la trata de personas para extracción ilícita de órganos.
Los médicos involucrados también trabajaban para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), aunque realizaban los procedimientos cuestionados por la Fiscalía en dos centros privados: el Hospital La Católica y la Clínica Bíblica.
De las 14 víctimas que accedieron a respaldar la denuncia del Ministerio Público, a 12 se les extrajo el riñón.
De esos 12 procedimientos, nueve estuvieron en manos de Mauro Stamati, según confirmó él mismo en su declaración.
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Mauro insistió, durante su comparecencia y al responder a las preguntas de los abogados, que él nunca supo lo que pasaba.
"Yo nunca conocí nada personal de esos pacientes y nunca tuve la más mínima idea de esos pagos. Si en algún momento tuve la inquietud, la hice, fue despejada y punto, se acabó el asunto, ¿ok?", afirmó.
"Lo que nunca me pasó por la cabeza es que esta cuestión iba a terminar siendo de los donadores ticos, porque eso estábamos claros que estaba bien. ¡Yo había hablado con ellos! Ahora me doy cuenta que me habían mentido descaradamente en mi cara diciéndome que no habían hecho ninguna cosa y realmente, según lo que he escuchado acá, lo hicieron.
"Yo estaba demasiado bravo porque me di cuenta de que no solo el colega (Mora Palma) me había engañado si no que esos pacientes, que tuvieron el descaro de ir a hacer declaraciones falsas, mentirme en la cara, mentirle a las enfermeras, engañar a las clínicas y engañar a todo el mundo por algo que ellos querían hacer...
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"Yo trato al Dr. Mora Palma de una forma no muy adecuada porque estaba muy bravo también con él. ¿Cómo se le ocurre a esta persona engañarnos y meternos, si eso es cierto... o si fue la aseguradora, ¡yo no sé quién! Pero alguien nos engañó y nos llevó a hacer cosas que hoy están siendo cuestionadas. Si yo hubiera sabido que eso estaba pasando, ¡jamás en la vida lo hubiera hecho!", manifestó enfáticamente el urólogo.
Mauro niega que las operaciones realizadas a los nueve pacientes fueran "una carninería".
"Los pacientes fueron tratados con un chineo (fueron consentidos) absoluto", manifestó en su declaración.
Ante las preguntas del abogado de la Caja, William Rodríguez, Mauro confirmó que no es frecuente que las grapas utilizadas en una operación en un centro privado se quiten en un hospital público, como afirman varios de las víctimas de extracción de riñón.
También confirmó que no es frecuente que los exámenes que se realizan antes o después de una cirugía, sean hechos en un hospital de la Caja, aunque no descartó del todo esa posibilidad.
Según dijo, los honorarios que él recibía –y que eran pagados directamente por Francisco Mora– no superaron nunca los ¢1,5 millones.
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Esa cantidad, aseguró Mauro, tenía que distribuirla entre tres personas.
"Si yo hubiera notado alguna cosa extraña (pagos indebidos) no hubiera procedido (a operar)", aseguró el médico.