La tecnología toca con fuerza las puertas de escuelas y colegios y reta a los profesores a cambiar su forma de enseñar a una generación de alumnos que nació con su mano puesta sobre Internet.
El reto de sustituir la tiza por computadoras implica una inversión anual de ¢22.000 millones en capacitación de docentes y compra de nuevas tecnologías.
La tarea está en manos del Ministerio de Educación Pública (MEP), que con apoyo de la Fundación Omar Dengo y de organizaciones privadas, alcanza un 93,4% de conectividad, que, más que una cifra, representa retos y vacíos.
En Costa Rica hay 4.120 centros educativos con al menos una conexión dentro del recinto.
“El punto de partida que tenemos no es el ideal, hay diferentes niveles de conectividad y hace falta que los docentes que recién se gradúan aprendan no solo a usar la tecnología, sino a enseñar con ella”, declaró el viceministro de Educación, Mario Mora.
En el nuevo paso hacia la cultura digital, las herramientas pretenden generar lecciones más creativas, dinámicas, con contenidos actualizados, y sustituir el modelo de clases magistrales.
Sin embargo, las bases débiles de la universidad de algunos docentes y la resistencia por temores al cambio, en otros, limita los avances que prometen las portátiles y las pizarras electrónicas.
“Hay una falencia en la formación. Resulta que la incorporación de la tecnología en el aula ni es innovadora, ni redunda en un aprendizaje más adecuado para el mundo actual”, explicó Eleonora Badilla, catedrática de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El cofundador del Instituto de Cognición Humana y de la Máquina, Alberto Cañas Collado, considera que “en países subdesarrollados se trata de resolver el problema de la baja calidad de educación dando una computadora a cada estudiantes, pero lo más importante es el cambio metodológico en la forma de trabajar del docente”.
En la ‘U’. En aulas universitarias, los programas de la carrera de Formación Docente incluyen cursos sobre el uso de herramientas para capacitar a los futuros docentes.
“Nosotros les brindamos todo el apoyo; sin embargo, las tecnologías cambian y es necesario que el docente se capacite. Eso implica esfuerzo y tiempo; es también una cuestión de actitud”, dijo Perla Alonso, encargada del Programa de Tecnologías Educativas Avanzadas de la UCR.
Según datos de la Fundación Omar Dengo, durante el 2012, hubo un total de 9.228 capacitaciones y se prevé que este año se inicie el trabajo de una red de capacitación en línea, con cada dirección regional.
“El tema de la capacitación es clave y parte del reto es generar la capacitación en línea. Tenemos mucha conectividad, pero no es la red educativa robusta que queremos. Es importante que los profesores transformen la tecnología en enseñanza”, concluyó Mora.