A las aulas de escuelas, colegios o universidades solo asiste una de cada tres adolescentes madres.
De las 13.867 menores de 20 años que dieron a luz en el 2011, solo 3.753 (27%) estudiaban.
Otras 9.623 (69%) no iban a clases ni trabajaban y 491 (4%) tenían algún empleo, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Sin embargo, no hay certeza de que la causa del abandono de los salones de clase haya sido su embarazo.
Más bien, los especialistas creen que la mayoría no asistía a lecciones cuando quedó encinta.
Incluso, opinan que aunque en los centros educativos no se imparta educación sexual de la mejor manera, el solo hecho de estudiar constituye una contención para no quedar embarazada.
Ese es el criterio de Óscar Valverde, oficial del Programa en Salud Reproductiva del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA).
"Estar en la escuela y el colegio representa un factor protector de amplio espectro. No se puede decir que quienes estudian no van a quedar embarazadas, pero esa posibilidad disminuye", aseguró Valverde.
Incluso, el especialista afirmó que años atrás se creía que las muchachas abandonaban la secundaria al quedar encinta, como parte de una sanción social por convertirse en madres.
Sin embargo, dice Valverde, en muchos de esos casos ocurre primero una exclusión del sistema educativo que aumenta la vulnerabilidad de la joven, quien al final se convierte en madre a muy temprana edad.
Riesgo. Leonardo Garnier, ministro de Educación, coincide pues cree que los jóvenes que no estudian corren más riesgo que otros en muchos aspectos de la vida.
A juicio del jerarca del Ministerio de Educación Pública (MEP) es esperable que haya más embarazos entre adolescentes que están fuera de los salones de clases.
"También está el aspecto de los que no estudian ni trabajan , que es un caldo de cultivo para temas de delincuencia, drogas, o sea, no es bueno para un adolescente no ser parte del proceso educativo", dijo.
Según Garnier, acudir a las aulas no solo los nutre de conocimientos académicos, sino que los hace parte un grupo con la guía de los profesores, orientadores y de la vida del colegio.
La principal contención que brinda el colegio son las metas que se fijan los propios alumnos. Muchos de estos objetivos son a corto plazo, como, por ejemplo, aprobar el curso lectivo.
Entre tanto, la grave consecuencia de estar fuera del sistema educativo es que las muchachas, por la poca preparación académica, podrían quedar amarradas al desempleo o a trabajos con sueldos bajos el resto de su vida .
Esta situación también puede encadenar a sus hijos a vivir en la pobreza.
Al final, todo puede volverse un círculo vicioso, sobre todo si se toma en cuenta que existe una alta probabilidad de que una hija de madre adolescente también tenga un bebé a muy corta edad.
Así lo afirmó Ana Teresa León, del Instituto Nacional de Estudios de la Niñez y la Adolescencia de la Universidad Nacional (UNA).
Al trabajar. Ese es el círculo que intenta romper Marlen Téllez, joven de 17 años, vecina de Desamparados. Ella ayudaba a su mamá a vender en las calles de San José cuando conoció a un muchacho de 20 años.
La joven pareja rompió la relación a los tres meses de 'jalar', pero a las pocas semanas Téllez se enteró de que está embarazada.
Aunque ya tiene seis meses de gestación, el joven no tiene idea de que será padre, pues Téllez no tienen ningún contacto con él, solo sabe que vive en algún barrio de la provincia de Limón.
"No conozco mucho de él; tiene 20 años y sé que le ayudaba a un amigo en transportes, también sé que es de Limón. No es lo mismo vivir en Limón que vivir aquí, que sea mi vecino. De la vida de él no sé mucho", admitió esta muchacha.
Ahora la joven estudia los domingos de 8 a. m. a 4 p. m. los contenidos que se ven en el colegio, y entre semana lleva un curso de peluquería y otro de inglés conversacional. No obstante, desconoce si podrá seguir con todo una vez que el bebé nazca. Colaboró: Daniela Cerdas, redactora.