El suicidio de Robin Williams quedó grabado en la mente colectiva del mundo mucho más que cualquier otra cosa este año, según las búsquedas realizadas en Google.
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De nada sirve que compañías alrededor del mundo traigan supuestas soluciones y respuestas al acertijo que es un negocio en el mundo de la comunicación digital. Es normal ver a publicistas, desarrolladores y expertos en <em>social media</em> , siempre tirándose flores con su falso conocimiento sobre Internet, y que la sociedad babee por su perspicacia, pero lo cierto del caso es que <b>todos estamos orinando fuera del tarro</b>
La semana pasada al menos cuatro personas diferentes se acercaron a comentarme sobre un juego de teléfonos móviles que los estaba volviendo locos y que era el gran hit del internet. Flappy Bird resultó ser una aplicación sencilla cuyo objetivo es ayudar a un pájaro a volar, a punta de golpecitos en la pantalla, a través del espacio existente entre unos tubos bastante similares a los de la franquicia de Super Mario Bros. Lo primero que vino a mi mente al verlo por primera vez es que el mundo se estaba volviendo loco.