Bronca contra los diputados, bronca contra los magistrados y jueces, bronca contra la contralora, pero no contra el alto costo de vida, la pobreza o la inseguridad.
Como mecanismo ultrademocrático, el referendo engarza con la antipolítica de nuestros días y se ofrece como remedio para la ‘ingobernabilidad’.
En su columna de opinión esta semana, José Luis Arce comenta cómo bastaron muy pocas semanas para que el Ejecutivo se encargara de retratarse a sí mismo como un actor político poco efectivo