Cuando llegó al Centro de Rescate Las Pumas, Tiggy tenía apenas tres meses. Venía de Nicaragua y lo estaban vendiendo en el mercado de Liberia cuando fue decomisado. Nunca aprendió a cazar, ni a saltar. Ya tiene 21 años de vivir en cautiverio.
Esta tortuga tiene ocho años de vivir en el Parque Marino del Pacífico. Es oriunda de Limón y no puede volver a la naturaleza porque es ciega y le falta una de sus patitas.
Esta tortuga lora quedó enredada en una red de pesca, por lo que perdió sus dos aletas del lado derecho. Aunque es muy activa, no puede volver al océano porque tiene problemas para nadar.
Víctima de maltrato, este perico perdió su pico cuando fue atacado por unos niños que le tiraban piedras. Debido a esto, ahora vive en una jaula de Zoo Ave.
Es el residente más antiguo del Zoo Ave. Llegó hace 20 años, producto de un decomiso. No pudo volver a su hábitat porque ya tenía comportamiento de mascota.
Cuco es un tucán pico iris que reside en el Centro de Rescate Las Pumas. Junto a su hermano, fue rescatado cuando era vendido a ¢20.000 en Bagaces, Guanacaste.
Al verse encerrado, este perico empezó a arrancarse las plumas por estrés. Al ser un comportamiento constante, como un tipo de tic, muchas veces termina arrancándose la piel. Se encuentra en la clínica de Zoo Ave.
Separada de su tropa, Tita fue capturada para convertirla en mascota. Durante cuatro años vivió amarrada a un árbol. Cuando fue rescatada, algunos eslabones de la cadena se le habían incrustado en el cuello. Ahora solo le quedan las cicatrices.
Fue abandonado en Ostional cuando era un bebé, hasta el ombligo y el pelo erizo tenía. Los felinos requieren estar dos años junto a su madre para aprender a cazar y defenderse en el bosque. Al ser huérfano, Rayito vive en cautiverio.