26 de junio de 2017
Para este reportaje se utilizaron los datos de las elecciones para diputados de 1998 a 2014, información oficial del Tribunal Supremo de Elecciones. Se analizaron los votos obtenidos por cantón y distrito para los partidos: Alianza Nacional Cristiana (1998 y 2002), Renovación Costarricense (1998-2014) y Restauración Nacional (2006-2014). También se consultó la base de datos del Programa Latinoamericano de Estudios Sociorreligiosos (PROLADES) sobre las asociaciones religiosas e iglesias en Costa Rica para el 2001 y el 2014.
Los datos originales puede descargarlos en el siguiente enlace: aquí.
Edición:
Hassel Fallas.
Análisis de datos y textos:
Camila Salazar
Diseño y programación:
Pablo Robles y Bryan Gutiérrez
Ilustraciones:
Augusto Ramírez.
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DATA GRUPO NACIÓN GN S.A 2017
En la plenitud de la última campaña electoral, en setiembre del 2013, el entonces aspirante a diputado por Renovación Costarricense, Gonzalo Ramírez, emitió este mensaje en un video transmitido por YouTube:
“Dios tiene el poder de llevarnos ahí para que nosotros como iglesia ejerzamos gobierno”
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De esa manera, el candidato convocaba a los cristianos -evangélicos y católicos- a votar por su partido para no “dejar la silla vacía” en el Primer Poder de la República.
El mensaje caló en el electorado. Los cristianos votaron y Ramírez ganó la diputación que el pasado 1° de mayo le permitió ocupar la silla presidencial de la Asamblea Legislativa; el primer pastor evangélico en alcanzar ese cargo.
El éxito de Ramírez evidencia el crecimiento que en las últimas cinco elecciones han tenido los partidos que apelan al electorado cristiano-evangélico.
Entre 1998 y el 2014, el voto para sus diputados se triplicó: pasó de un 2,7% a 8,2% a nivel nacional.
La cantidad de personas que apoyó estas candidaturas pasó de 37.600 a 167.300 en el periodo citado.
El respaldo creció en 80 de los 81 cantones, excepto en Santa Cruz de Guanacaste. El repunte más significativo se dio en los seis cantones de Limón, donde el porcentaje de votos superó el 12% en las elecciones del 2014, permitiendo a Renovación Costarricense la diputación de Abelino Esquivel en esa provincia.
¿Cómo lo lograron?
Un análisis, elaborado por la Unidad de Inteligencia de Datos de La Nación, lo revela luego de examinar los resultados de las últimas cinco elecciones nacionales y de indagar en las estrategias políticas de sus principales líderes.
Utilice las flechas para conocer el crecimiento del apoyo a los diputados evangélicos en los períodos de elecciones.
Renovación Costarricense (PRC) y el partido Alianza Nacional Cristiana (PANC), lograron un 2,7% del voto para diputados a nivel nacional. Justo Orozco, de Renovación Costarricense, fue electo diputado por San José, con 12.912 votos.
La votación para el PRC y PANC fue de un 4% a nivel nacional, creció 1,3 puntos porcentuales con respecto a las elecciones anteriores. Esta fue la última contienda en la que participó el PANC. El pastor Carlos Avendaño ganó una curul por San José, por el partido Renovación Costarricense, luego de obtener 20.639 votos.
Carlos Avendaño se separó de Renovación Costarricense y fundó su propio partido en San José: Restauración Nacional.La votación para esos dos partidos alcanzó el 5,5%, pero solamente Restauración consiguió un diputado: el pastor evangélico Guyón Masey.
Carlos Avendaño es electo diputado nuevamente, esta vez por el partido Restauración Nacional. Justo Orozco también regresa al Congreso por Renovación Costarricense. Ambos partidos obtuvieron el 5,4% de los votos a nivel nacional (102.680). Solo en Matina y Sarapiquí el voto superó el 10%.
Renovación Costarricense y Restauración Nacional (ya como partido nacional) obtuvieron el 8,2% de la votación para diputados. En 17 cantones y 93 distritos, el voto conseguido superó el 10% de los votos válidos. Restauración Nacional logró un diputado por San José, Fabricio Alvarado. Renovación Costarricense llevó a Gonzalo Ramírez (San José) y Abelino Esquivel (Limón), ambos pastores evangélicos.
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P ara el pastor evangélico Carlos Avendaño, presidente de Restauración Nacional, y dos veces diputado, el avance político es producto de un desencanto con los partidos tradicionales, que anteriormente capturaban el voto de la comunidad evangélica.
“Hay una concienciación de que el voto sí tiene que ver con principios y con valores y cada vez se ha ido despertando más en nuestro sector”, agregó.
Conquistar a ese electorado no ha sido un camino fácil. Lo reconoce Justo Orozco, fundador y ahora expresidente de Renovación Costarricense, quien asegura que hace veinte años las iglesias cristianas evangélicas eran un territorio político poco explorado.
“ En esa época era duro. El evangelio no quería meterse en política. Había que abrir brecha como Cristóbal Colón, pero como yo ayudé a muchas iglesias, entonces las puertas se iban abriendo. Era como andar haciendo camino con pico y pala”, recuerda el exlegislador.
Justo Orozco.
El pico y la pala, en este caso, fueron las palabras. Ambos partidos se aferraron a un mensaje con el sello de los valores cristianos: el discurso en contra del aborto y de la fertilización in vitro, así como a favor de la familia “tradicional” –contrario a las uniones civiles y matrimonio entre personas del mismo sexo –.
Ese mensaje, difundido en campañas políticas y en la gestión legislativa, encontró un terreno fértil en una población creciente que tiene hoy cerca de medio millón de votantes. En 2001, la comunidad evangélica sumaba unos 232.000 miembros mayores de 18 años, de acuerdo con el Programa Latinoamericano de Estudios Socioreligiosos (Prolades).
Ser miembro de una iglesia es también una ventaja comparativa frente a los políticos tradicionales, afirma el pastor Armando Álvarez, excandidato a la alcaldía de Limón por Renovación Costarricense en las elecciones municipales del 2016. “Cuando uno se postula ya la gente lo conoce como evangélico, no como político”, cuenta.
Pese a esto, Álvarez no obtuvo el apoyo suficiente para quedarse con la alcaldía. Según dice, la candidata a vicealcaldesa del partido ganador –Auténtico Limonense– es evangélica y conquistó buena parte del voto cristiano.
La clave para ganar apoyo está en tocar las puertas de los pastores y las iglesias, resume el pastor Diego Céspedes, excandidato a la alcaldía de Matina por el PRC. “Hablamos con los pastores y ellos nos invitan a predicar”, añadió.
De esa estrategia ha echado mano Justo Orozco y logró buenos resultados. En 1998, cuando aspiró a la diputación por primera vez, visitó 18 iglesias el mismo domingo de las elecciones. En 2010, superó la hazaña y fue a 35.
“ Yo llegaba y veía esa iglesia llena justo cuando iba a comenzar el culto. Me metía y ¡caía en gracia por el pastor! 'Miren hermanos, ¡qué bendición! hoy es el día de las elecciones y llegó el hermano Justo. Él es candidato y ¡diay! hay que ir a votar. Yo no les puedo obligar a que voten por él, pero es una opción de un hermano que siempre ha tratado de ayudarnos. Yo lo conozco, y el voto es sagrado, es secreto, pero bueno consideren esta opción' ”.
Justo Orozco.
No obstante, ninguno de los entrevistados considera estas prácticas como proselitismo político. Aseguran que, en las iglesias, los candidatos no hablan de política, solamente predican, se presentan a los fieles o participan del culto.
No. Existe restricción únicamente para los miembros del clero católico, quienes no pueden aspirar la presidencia, vicepresidencia o a ser magistrados.
El artículo 136 del Código Electoral indica que: “Es prohibida toda forma de propaganda en la cual, valiéndose de las creencias religiosas del pueblo o invocando motivos de religión, se incite a la ciudadanía, en general, o a los ciudadanos, en particular, a que se adhieran o se separen de partidos o candidaturas determinadas”.
El TSE entiende como propaganda política “la publicación o difusión masiva de un mensaje destinada a favorecer o a combatir los intereses electorales de alguno o algunos partidos políticos o de sus candidatos en el marco de una contienda electoral”.
“No existe una prohibición de principio para que curas o pastores o cualquier tipo de líder religioso opine sobre temas de naturaleza política. Está en el ejercicio de su libertad de expresión”, explicó Gustavo Román, asesor de gestión política del TSE.
Sin embargo, existe el recurso de amparo electoral, que cualquier ciudadano puede plantear ante el TSE, cuando considere que se está violentando su derecho a la libertad de sufragio. En este caso, sería la libertad de votar libremente sin estar condicionado por una coacción religiosa.
Limón es donde más ha crecido la fuerza de las agrupaciones cristiano-evangélicas. Entre 1998 y el 2014, el voto para diputados incrementó en 12,6 puntos porcentuales, mientras en las otras provincias aumentó entre 2 y 6 puntos.
Esto se explica, en parte, porque también es la provincia con más iglesias protestantes respecto de sus electores: 2,7 por cada mil. La tasa a nivel nacional es de 1,2. Así, el éxito está en atraer la mayor cantidad de fieles a las urnas.
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Además de San José, Limón ha sido la otra provincia en la que estas agrupaciones han visto el triunfo electoral. En las elecciones del 2014, en los seis cantones de la provincia se obtuvieron porcentajes de votación superiores al 12%.
Ese apoyo en las urnas logró colocar en la Asamblea Legislativa al pastor Abelino Esquivel de la Iglesia de Dios del Evangelio Completo. La iglesia está ubicada en Matina, cantón donde una cuarta parte de los votos válidos fueron para Renovación Costarricense o Restauración Nacional, lo cual representó un crecimiento de 23 puntos porcentuales desde 1998.
“En Matina, tenemos casi una iglesia por pueblo y eso se refleja a la hora de la votación”, manifestó el pastor Céspedes.
El tamaño de Limón, conformado por seis cantones, es una ventaja para los partidos evangélicos que, por esa razón, requieren menos dinero para hacer campaña, reconoce Justo Orozco.
Sin embargo, esas agrupaciones no están exentas de competir con los partidos tradicionales que, a sabiendas de la relevancia de la religión en la provincia, llegan a las iglesias a ofrecer sillas, cemento o blocs para colaborar con sus necesidades de infraestructura, cuenta el pastor Céspedes.
Como los de Limón, otros cantones con alto porcentaje de votación para los legisladores evangélicos en el 2014 fueron: Cañas (18,5%), Alajuelita (13,4%) y Atenas (12,2%). De la provincia de San José también figuran Goicoechea y Desamparados.
Pese al crecimiento de los últimos años, la incertidumbre se cierne sobre el sector evangélico y los resultados que obtendrá en las elecciones del 2018.
Renovación Costarricense está fragmentado. Justo Orozco renunció a la presidencia del partido el pasado 27 de mayo, luego de perder el pulso con los actuales diputados Ramírez y Esquivel, a quienes había acusado de no contribuir económicamente a la agrupación política.
“Veo un partido sin resultados, talvez un diputado por San José, pero si lo logra no es por el sector cristiano. Renovación se está haciendo Liberacionista o de la Unidad”, declaró Orozco, días antes de renunciar.
En la otra trinchera, Carlos Avendaño, asegura que Restauración Nacional apuesta por conquistar nuevos territorios en Limón, donde su mensaje es más “potable”.
A la lucha se suma el partido Alianza Demócrata Cristiana, encabezado por Mario Redondo, quien, aunque ha insistido en que su partido no es religioso , tiene simpatía dentro del electorado evangélico.
A nivel provincial, en Limón también va a participar el partido Recuperando Valores, que apela a esa población.
“ Yo veo negativo que haya varios candidatos dentro del pueblo evangélico con varios partidos porque se van a dividir y no van a lograr la cantidad de votos mínima. Pero si se unen todos estoy seguro de que sacamos un representante”.
Pastor Armando Álvarez.
Sin embargo, la posibilidad de una alianza entre esos partidos está descartada y cada agrupación participará individualmente.
Para Orozco, ahora sin partido, la causa no está perdida. Sus ojos están puestos en las elecciones del 2022: “Viene un movimiento que va a agarrar todo el evangelio, puede ser con la alianza de todos o con un nuevo grupo, pero va a ser un movimiento para defender los principios y valores bíblicos y constitucionales”.
En los nueve directorios legislativos que el Partido Liberación Nacional (PLN) ha impulsado o presidido desde 1998, al menos un diputado de partidos cristiano-evangélicos ha ocupado un puesto en el máximo órgano del Congreso.
La alianza PLN-evangélicos llegó a su punto cúspide el pasado primero de mayo, cuando los verdiblancos le entregaron la presidencia de la Asamblea Legislativa al pastor Gonzalo Ramírez, diputado del partido Renovación Costarricense (RC). A su vez, la segunda prosecretaría quedó en manos del pastor Abelino Esquivel.
Los cimientos de esa unión se remontan al gobierno de Óscar Arias (2006-2010), cuando el pastor evangélico de Restauración Nacional (RN) Guyón Massey, ocupaba una curul.
Los liberacionistas lograron controlar en los cuatro años el directorio legislativo con el apoyo de Massey, quien a su vez se aferró al puesto de segundo secretario durante todo el periodo. El pastor fue el único diputado no oficialista en ser parte del directorio.
Desde ese cargo, el congresista evangélico se aseguró la secretaría de la Comisión de Derechos Humanos en todas las legislaturas. En esa trinchera se opuso fuertemente al proyecto de ley de uniones civiles entre personas del mismo sexo.
Carlos Avendaño, presidente de Restauración Nacional, reconoció que las alianzas con otros partidos son claves para ser incluidos en comisiones donde se discuten asuntos de interés de su agrupación.
“Eso no es casualidad. Es parte de nuestro pensamiento. Así como nosotros conformamos el plenario debemos ser parte del directorio que toma las decisiones administrativas y políticas. No tenemos por qué excluirnos y menos que se nos excluya”, aseguró.
El poder de los evangélicos en el Congreso aumentó durante la administración Chinchilla (2010-2014) de la mano de Carlos Avendaño y Justo Orozco (RC). Durante ese gobierno, estos diputados compartieron cargos en el directorio con los liberacionistas en tres ocasiones.
A cambio del voto, los evangélicos lograron puestos clave en la Comisión de Derechos Humanos. Justo Orozco, opuesto a las uniones entre parejas del mismo sexo y la fertilización in vitro, integró ese órgano en 2010 y lo presidió en 2012.
Tal nombramiento indignó a algunos legisladores y grupos defensores de derechos humanos, quienes incluso pidieron la renuncia del congresista.
Los diputados evangélicos también se han asociado con el partido Unidad Social Cristiana (PUSC), pero en menor medida. Durante la administración de Abel Pacheco, en tres de los directorios, Carlos Avendaño fue prosecretario.
Por el contrario, en los otros seis directorios que ha presidido el PUSC y dos encabezados por el Partido Acción Ciudadana, ningún diputado cristiano evangélico ha ocupado cargos.
Para Orozco, aliarse no significa renunciar al propio partido. “Nunca he salido con otra bandera que no sea la de Renovación”, afirma.
Para él, esos pactos tampoco están prohibidos y para justificarlos recurre a la Biblia:
“ En el libro a los Romanos se dice que las autoridades son permitidas por Dios y hay que orar por ellas porque la democracia ya decidió”.
Justo Orozco.