Caracas
El asesinato de una reina de belleza modificó la agenda venezolana e hizo a un lado la cruzada contra la "guerra económica" del gobierno chavista, que se abocó al problema de la inseguridad y propuso un plan de pacificación en uno de los países más violentos del mundo.
La altísima inflación del 56%, la escasez de productos básicos, el enorme defícit fiscal, la caída de la producción petrolera y el desbocado mercado paralelo del dólar quedaron a un lado tras el homicidio a balazos dentro de su automóvil de la ex miss Venezuela y actriz Mónica Spear (29 años) y su pareja Thomas Berry (39), en presencia de su hija de cinco años, la noche del lunes.
"Es un crimen tan horrendo que sin duda en este momento el debate nacional se concentra en el tema de la inseguridad, eso desvía la atención de problemas como el desabastecimiento (de productos), que en los primeros meses del año es peor", dijo el analista político Luis Vicente León.
"El hecho conmociona al país no porque muere una actriz, que es terrible, sino porque representa lo que ocurre a diario en Venezuela: la pérdida de los valores, la debilidad institucional, la incapacidad de resolver los problemas la inseguridad, el crimen", añadió.
Los asesinatos en Venezuela -según los mida el gobierno o las ONG- van de 39 a 79 al año por cada cien mil habitantes. Esta última cifra sería la segunda más alta del mundo. En números absolutos, la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia contabilizó en 2013 más de 24.000 muertes.
Según la reconstrucción de las autoridades, el vehículo de Spear y Berry cayó en una emboscada con fines de robo, ya que se detuvo tras golpear un objeto colocado sobre la autopista de Puerto Cabello (en el Caribe) a Valencia, la tercera ciudad venezolana (ambas al centro).
Tras la conmoción que causó el crimen, quedó en suspenso el anuncio de un mecanismo para fijar los precios de los autos nuevos en Venezuela, que el gobierno prometió realizar el martes en su lucha contra la inflación inducida, según Maduro, y lo que el gobierno califica como guerra económica.
También se espera la instauración de una ley para fijar los márgenes de ganancia de todas las etapas de cada cadena de comercialización y modificaciones en la política cambiaria, que desde 2003 impuso un férreo control del cambio para frenar el mercado negro de divisas en el que la tasa oficial de 6,3 bolívares por billete verde se multiplica por diez.
Para León, estas medidas se retomarán en breve. "Las conmociones pasan en un tiempo relativamente corto, pero la semana que viene la gente va a estar hablando de que no consigue leche, azúcar o harina de maíz", dijo.
"El gobierno de Maduro no tiene cómo postergar más el enfrentar graves desajustes económicos, resultado de excesos acumulados por años en lo fiscal, petrolero, monetario y de un viciosos manejo del mercado cambiario", recordó el economista Orlando Ochoa, en su columna en el diario El Universal.
Es que a la inflación, el desabastecimiento y las presiones sobre el mercado de divisas paralelo se suman la caída de reservas (unos ocho millardos de dólares en 2013), un déficit fiscal estimado entre 15 y 18 puntos del Producto Interno Bruto y una lenta caída en la producción petrolera, que asegura el 95% de las divisas que entran al país.
La tragedia también puso a un lado la polarización del país tras 15 años de chavismo y sentó en la misma sala, por primera vez en meses, a Maduro con el líder opositor Henrique Capriles y un centenar de alcaldes y gobernadores de los municipios donde se escenifica un 80% de los delitos.
Según León, la reacción del gobierno es previsible luego de que Maduro encarara el problema de la inseguridad como prioritario.
"El doble homicidio tiene potenciales costos políticos. Por lo tanto él (Maduro) esta respondiendo como cualquier líder: convocando a los artistas o reuniéndose con los gobernadores y alcaldes", agregó.