Un ataque aéreo de Estados Unidos, dirigido a combatientes extranjeros liderados por Abu Musab al-Zarqawi, mató ayer a 11 personas e hirió a otras 17 después de una fiesta de bodas en la ciudad rebelde de Faluya.
Rescatistas desenterraban con sus manos cuerpos de los escombros después del ataque en una casa donde los residentes dijeron que se había acabado de celebrar una fiesta de bodas. Indicaron que el novio murió y la novia resultó herida.
En el hospital local, donde el piso estaba lleno de sangre, el médico Khaled Nasser dijo que nueve mujeres, entre ellas una niña de cinco años, estaban entre los heridos. Imágenes de televisión mostraron a cuatro mujeres que yacían ensangrentadas y vendadas en el hospital.
“Estábamos celebrando la boda de mi primo y mis familiares se reunieron en esta casa para la boda”, dijo Suad Mohammed, de 26 años. “La boda terminó a las 10 p. m., pero alguna gente se reunió afuera de la casa y el bombardeo comenzó”.
“Perdí la conciencia y esta mañana supe que estaba en el hospital”, dijo Mohammed, herido en las piernas y en el pecho.
El ejército de Estados Unidos dijo que se había llevado a cabo un “ataque de precisión” contra una vivienda utilizada por aliados del extremista jordano Zarqawi en el noroeste de Faluya.
Los reiterados ataques aéreos a Faluya han coincidido con los esfuerzos del gobierno interino de Iraq para negociar el regreso de las fuerzas de seguridad iraquíes a la ciudad dominada por los rebeldes y otros lugares de conflicto antes de las elecciones generales previstas para enero.
Diálogo esperado
Antes de la última incursión en Faluya, el jefe negociador de la ciudad dijo que las conversaciones con el gobierno podrían lograr resultados pronto. “Las negociaciones con el gobierno de Iraq y el ejército de Estados Unidos han llegado a una etapa positiva”, dijo el Sheikh Khalid al-Jumaili.
Jumaili, un predicador de una mezquita y miembro del Consejo Mujahideen Shura que tiene alguna influencia en la ingobernable ciudad, dijo que esperaba que se lograra algún acuerdo para hoy, sábado.
El primer ministro interino de Iraq, Iyad Alaui, negó que el gobierno mantuviera negociaciones sobre Faluya, al decir que los rebeldes deberían aceptar sus términos, deponer sus armas y unirse al proceso político.
Entre tanto, el gobierno vio con buenos ojos una oferta de la milicia chiita liderada por Muqtada al-Sadr para desarmarse, y manifestó voluntad de cumplir al menos algunas demandas del temible clérigo.
“El gobierno recibe con beneplácito el anuncio de Sadr de que su milicia se disolverá, entregará sus armas, respetará la autoridad y la unidad del Estado, y obedecerá el orden de la ley en Iraq” dijo Kasim Daoud, asesor de seguridad nacional de Iraq y jefe de las negociaciones.
El gobierno prometió respetar una amnistía para quienes no hayan cometido crímenes contra el pueblo iraquí.