Analistas consideran que este fenómeno refleja un malestar político y social debido al fracaso de las autoridades en el tratamiento de las raíces del terrorismo, contentándose con su represión.
A eso se suma la participación de dos mujeres en los atentados del sábado, lo que constituye algo inédito y peligroso. Tres semanas antes se produjo otro ataque dirigido a extranjeros.
"Estos ataques marcan el surgimiento de una nueva generación adepta al radicalismo islámico y la violencia contra extranjeros", dijo el analista Nabil Abdel Fattah, del Centro Al-Ahram para estudios estratégicos.
"Las autoridades conocen a fondo a los viejos grupos, pero tienen muy pocos datos sobre los nuevos. Eso hace difícil prever sus actos", indicó Hassan Nafea, del Instituto de Estudios políticos de la Universidad del Cairo.