Nueva Delhi. AFP y DPA. Al menos 37 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas al estallar tres bombas cerca de una mezquita en el estado de Maharashtra (oeste de la India), informaron fuentes oficiales indias.
Las explosiones tuvieron lugar en la zona de Malegaon, del distrito Nashik, luego de las oraciones musulmanas del viernes.
El ministro indio del Interior, Shivraj Patil, tras visitar el lugar de los hechos, dijo que puede tratarse de un atentado terrorista que seguramente pretendía crear división y tensiones en esa zona.
El estado de alerta fue declarado en todo el estado de Maharashtra, aunque no se reportaron disturbios entre las poblaciones musulmana e hindú.
Una de las explosiones se produjo cerca de una mezquita en la ciudad de Malegaon, cuando los fieles salían en grupos muy numerosos del templo, dijo la Policía.
Tras la detonación, cientos de personas salieron en estampida de la mezquita, cayendo y tropezando con otros cuerpos y provocando numerosos heridos.
Casi de forma simultánea, otra bomba hizo explosión, esta vez en el área de Mushaira Chowk.
Ocultas. Según la Policía, las bombas podrían haber sido escondidas en bicicletas en esa ciudad de mayoría musulmana y dedicada a industria textil, donde se producen con frecuencia luchas sangrientas entre musulmanes e hindúes.
En Malegaon numerosos musulmanes se habían congregado para la celebración religiosa Shab-e-Raat (Noche de la bendición), que se celebra antes del mes sagrado del Ramadán.
Líderes indios comentaron que la acción fue llevada a cabo por terroristas que pretenden provocar el renacimiento de la tensión entre comunidades religiosas.
Malegaon está situada unos 260 kilómetros al noroeste de la capital financiera Bombay, donde una explosión de bombas en serie en trenes dejó el 11 de julio más de 185 muertos y decenas de heridos.
A pesar de que los ataques no han sido reivindicados por ninguna organización terrorista, las agencias de seguridad del país sospechan de grupos de ese tipo.
La agencia de inteligencia india sospecha del Movimiento de Estudiantes Islámicos de India (SIMI), acusados de ayudar al grupo Lashkar-e-Toiba (Ejército de los Puros) en julio.
El primer ministro indio, Manmohan Singh, condenó lo sucedido y llamó a la población a mantener la armonía.