Caracas. (AFP). Venezuela e Irán seguirán trabajando juntos para “frenar la locura imperialista”, dijo hoy el presidente Hugo Chávez, al recibir en Caracas a su “hermano” Mahmud Ahmadinejad, quien inició una gira por cuatro países de la región hostiles a Washington.
“Hay voluntad de seguir trabajando juntos, nuestros gobiernos (...) para frenar la locura imperialista que ahora se ha desatado como nunca antes jamás en mucho tiempo y con un poder terrible, amenazante”, advirtió Chávez en el patio del palacio presidencial de Miraflores, donde el dirigente iraní fue recibido con honores militares.
“Hoy el pueblo venezolano y el iraní están en un camino de lucha contra toda la avaricia y la arrogancia del imperialismo”, señaló por su parte Ahmadinejad durante el acto, transmitido en cadena de radio y televisión.
Chávez y Ahmadinejad, que han fortalecido una alianza en los últimos años marcada por una hostilidad común hacia Washington, se saludaron como “hermanos”, previamente a una reunión en la que revisarán acuerdos bilaterales.
El mandatario iraní llegó el domingo por la noche a Venezuela en la primera parada de su periplo, que también le llevará en los próximos cuatro días a Nicaragua, Cuba y Ecuador.
“Estamos verdaderamente hoy de júbilo, dándole la bienvenida a un verdadero hermano de esta casa, de esta patria, de este pueblo. Abrimos nuestro corazón, nuestro espíritu fraterno para darte la bienvenida”, afirmó Chávez.
Venezuela e Irán, ambos miembros de la OPEP, mantienen acuerdos económicos que rondan los 5.000 millones de dólares y convenios para establecer en tierras venezolanas fábricas de cemento, satélites, alimentos, tractores y bicicletas, esencialmente.
La gira de Ahmadinejad, que viaja acompañado de su canciller y los ministros de Economía, de Comercio y de Energía, se da en un clima de creciente tensión entre Teherán y Occidente a raíz del controvertido programa nuclear iraní.
Este lunes la República Islámica anunció estar realizando actividades de enriquecimiento de uranio en una nueva planta al suroeste de Teherán, lo que supone una “nueva escalada” en la controversia, estimó Washington.