Clinton, quien debe abandonar su puesto dentro de pocos días y en el pico de su popularidad, dio su testimonio frente a la comisión de Asuntos Exteriores del Senado, donde por momentos contuvo las lágrimas y se mostró colérica al evocar la muerte del embajador en Libia y otros estadounidenses.
En su defensa ante el Senado, insistió en el riesgo de la amenaza “terrorista” que significa al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) en el norte de África.
El ataque de Bengasi, perpetrado con explosivos y armas de guerra por militantes islamistas asociados a al-Qaeda, “no ocurrió de forma aislada”, dijo Clinton al inicio de la audiencia.
Dislocamiento. “Las revoluciones árabes han enredado la dinámica del poder y destrozado las fuerzas de seguridad en toda la región”, afirmó la secretaria de Estado y agregó que la inestabilidad en Malí “ha generado un refugio para los terroristas que buscan extender su influencia y planificar ataques del tipo de los que acabamos de ver la semana pasada en Argelia”.
El conflicto en Malí entre el gobierno y los islamistas, y la toma de rehenes en Argelia alimentan los temores de Estados Unidos ante una posible desestibilización en el norte de África en manos de al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).