Colombia entregó ayer a Estados Unidos al jefe rebelde de más alto rango capturado por el gobierno del presidente Álvaro Uribe, en la primera extradición de un líder de la mayor guerrilla izquierdista para que responda por cargos de secuestro y tráfico de cocaína.
La extradición de Ricardo Palmera, alias Simón Trinidad , se cumplió en una base militar cercana al aeropuerto internacional El Dorado, de Bogotá, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad que incluyó sobrevuelos de helicópteros artillados y soldados armados con fusiles de asalto y chalecos antibalas.
La entrega se realizó un día después de que venció un plazo del presidente Uribe a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para que liberaran a 63 políticos y efectivos de las fuerzas armadas, incluidos tres estadounidenses y un alemán a cambio de detener la extradición de Trinidad.
Esa guerrilla que cuenta con unos 17.000 combatientes y que dice luchar por instaurar un sistema socialista en Colombia, no accedió a la demanda de Uribe, a la que calificaron como un "chantaje".
La decisión de Uribe podría dificultar aún más un acuerdo con el grupo rebelde para buscar la liberación de los rehenes, algunos de los cuales llevan siete años secuestrados.
Las FARC tienen retenidos a un grupo de políticos entre quienes figuran la excandidata presidencial Ingrid Betancourt, 12 exdiputados regionales, cinco excongresistas, un exministro, un exgobernador, tres estadounidenses y varios efectivos de las fuerzas armadas.
Drogas y secuestro
La guerrilla, que se opone a la extradición y critica la política de Estados Unidos la que considera como intervencionista, ha presionado al gobierno de Uribe para que negocie y firme un acuerdo que permita liberar a los rehenes a cambio de la excarcelación de 500 rebeldes.
El jefe guerrillero, quien participó en las fallidas negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno del expresidente Andrés Pastrana, que colapsaron después de tres años en febrero del 2002, es solicitado por una corte de Washington por cargos de narcotráfico y secuestro.
Trinidad, de 54 años, un antiguo banquero que perteneció a una acaudalada familia de ganaderos, fue capturado en Quito, Ecuador, el 3 de enero y horas después deportado a Colombia.
El guerrillero, quien lucía un chaleco antibalas, uniforme color beige y gritó frente a los policías y soldados que lo custodiaban, fue llevado esposado hasta el avión en el que fue trasladado a EE. UU., después de llegar en helicóptero de una cárcel de alta seguridad del centro del país.
Trinidad es acusado por el secuestro de tres contratistas estadounidenses.