La destrucción del anillo y el sello son parte del ritual que se realiza tras la muerte del Pontífice, parte como una medida práctica para evitar que personas sin escrúpulos falsifiquen documentos papales y como símbolo del fin del mando de ese Papa sobre la Iglesia Católica.
El cardenal camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo, que es la principal figura durante el período conocido como Sede Vacante, destruyó el anillo y un sello de plomo históricamente usados para sellar los documentos oficiales con cera, en el encuentro al que asistieron los 143 príncipes de la Iglesia.
Para cada Pontífice se crea un nuevo anillo en oro, con un relieve de San Pedro, respetado como el primer Papa y de acuerdo con la historia un pescador. El nombre del Papa está escrito en latín en el anillo.
Históricamente, el Papa usa el anillo para sellar documentos privados y el sello de plomo para los documentos públicos.
Actualmente, el anillo y el sello tienen un uso simbólico.