El ejército estadounidense planea reducir de un centenar a 17 su número máximo de bases en Iraq de aquí al fin del primer semestre del 2005, con el objetivo final de concentrar sus fuerzas en dos grandes campos.
“El esquema (de reducción) de las bases está vinculado al plan de seguridad y a la rapidez con la cual las fuerzas iraquíes sean capaces de efectuar sus tareas”, afirmó el comandante Chris Prigge, uno de los principales responsables de la planificación militar.
Actualmente, hay 127.500 soldados norteamericanos en Iraq, con una rotación de entre 105.000 y 110.000 nuevas tropas que deben llegar a partir del próximo año, por un año.
Prigge explicó que se definieron cuatro fases. Quince meses después de la invasión, Iraq todavía se encuentra en la “fase uno”, en la que los soldados son directamente responsables de la seguridad, aunque el comandante manifestó su esperanza de que el país pase en diciembre próximo a la “fase dos”, que lleva por nombre control local.
A partir de ese momento, la policía será responsable de la seguridad, pero podrá recurrir a las tropas norteamericanas como “fuerza de reacción rápida”.
“Si bien el control local está previsto para diciembre, es dificil saber si realmente tendrá lugar porque la gran incertidumbre continúa siendo la celebración de las elecciones”, a más tardar el 31 de enero de 2005, reconoció el comandante.
La coalición comenzó a prepararse para esta fase, acantonando sus tropas en campos en la periferia de las ciudades y creando centro conjuntos norteamericano-iraquíes.
“Vamos a entrenarlas (a las fuerzas iraquíes) todo el otoño para que garanticen el control a nivel local y nosotros podamos retirarnos de los barrios”, explicó el general Thomas Metz.