Jerusalén
La escalada de violencia en Israel costó la vida a un eritreo, que recibió un disparo de un agente de seguridad israelí y fue golpeado por una multitud enfurecida que lo confundió con un agresor.
El eritreo, Habtom Zarhum, se encontraba el domingo en la estación de autobuses de Beersheba, una ciudad del sur de Israel, cuando un árabe-israelí mató a un soldado israelí, se apoderó de su fusil e hirió a otras diez personas.
En la confusión, un agente de seguridad disparó contra el eritreo de 29 años, que corría para protegerse, al cual confundió con un agresor.
En otro video se veía a varios hombres dando patadas al eritreo, una de ellas en la cabeza, mientras que algunas personas intentaban interponerse.
Al ser preguntado por la AFP, el hospital aseguró no poder precisar si Habtom Zarhum habría sobrevivido si no hubiera sido golpeado.
Por su parte, Sari Bashi, director local de la organización Human Rights Watch, calificó su muerte como la "consecuencia trágica pero previsible en un ambiente en el que algunos políticos israelíes animan a los ciudadanos a tomarse la justicia por su mano".
El primer ministro Benjamin Netanyahu advirtió que nadie debe tomar la justicia en sus manos.
"Somos un país que respeta la ley, nadie tiene derecho a aplicar sus propias leyes", declaró Netanyahu en la radio pública.
Por otra parte, Netanyahu ordenó suspender la construcción de un muro tendiente a separar un barrio palestino de un barrio judío en Jerusalén Este.
El muro, de unos 300 metros de largo, según la municipalidad, será temporal y móvil y su único objetivo es impedir el lanzamiento de piedras y artefactos incendiarios contra los judíos, afirmaron las autoridades de la ciudad.
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Sin embargo, el muro dio lugar a una fuerte polémica y Netanyahu ordenó que se suspendan los trabajos que se iniciaron sin su conocimiento.
Los palestinos lo comparan al que Israel construyó en Cisjordania durante la segunda intifada, muro que se convirtió en uno de los símbolos más detestados de la ocupación israelí.
Por su parte, los adversarios de Netanyahu lo acusaron de querer reforzar la división de Jerusalén —cuyo sector palestino (Jerusalén Este) fue ocupado y anexado por los israelíes después de 1967— y, de esa forma, socavar el principio de que toda Jerusalén, tanto Occidental como Oriental, es la capital indivisible de Israel.
El muro de Jerusalén es emblemático de la "histeria" a la cual ceden los poderes públicos, afirmó por su parte el diario Yedioth Ahronoth, crítico de Netanyahu.
Jerusalén Este y Cisjordania conocen una escalada de violencia desde el 1º de octubre pasado que hace temer una sublevación de gran amplitud.
Los ataques cometidos por individuos aislados contra soldados, policías y civiles judíos llegaron el domingo al corazón de Israel.
El autor del atentado en la estación de autobuses, un árabe-israelí de 21 años, Muhanad Jaleel Uqbi, residente en los alrededores de Beersheba, fue abatido luego de la agresión.
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La policía considera como "extremadamente grave" la agresión sufrida por el eritreo cuando se encontraba herido en el piso y no representaba "ningún peligro".
La policía "no permitirá a nadie que se haga justicia por su propia mano", dijo un portavoz policial.
El jefe de la policía local ordenó que se localice a las personas que golpearon al eritreo.