Manuel Zelaya fue derrocado cuatro años atrás cuando el ejército de Honduras lo expulsó del país en pijama, un golpe de Estado impulsado por el miedo de la élite económica y política de que estuviera tratando de acaparar demasiado poder.
Ahora podría estar cerca de regresar a la casa presidencial, esta vez en calidad de esposo de Xiomara Castro, la candidata que lidera las encuestas.
Las encuestas muestran que Castro, de 53 años, va adelante de otros siete candidatos de cara a las elecciones del próximo 24 de noviembre entre los que se encuentra Romeo Vázquez, el general que dio el golpe.
Los dos partidos tradicionales del país luchan por la tercera y cuarta posición detrás de Castro y de un popular comentarista televisivo de deportes.
La elección de alguien que se autoproclama socialista podría ser tomada como un cambio sorprendente en un país en el que la oligarquía ha mantenido el poder político sobre una mayoría de la población empobrecida y con bajos índices educativos. Pero Zelaya no es, a fin de cuentas, más que otro terrateniente acomodado perteneciente a la vieja guardia y muchos creen que la candidatura de su esposa no es más que una maniobra en un país que no permite la reelección presidencial. Zelaya compite por un puesto en el parlamento en representación de su Olancho natal.
Incluso alguien que le ha escrito discursos en el pasado dice que Castro no tiene la trayectoria política de otras mujeres que ejercen liderazgos en el continente como Cristina Fernández en Argentina o Michelle Bachelet en Chile, que llegaron al poder con una larga trayectoria propia. " Un estandarte inventado para cubrir una necesidad política de Manuel Zelaya " , dijo Sergio Suazo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
Zelaya dice que es el chofer, conserje y custodio de su esposa y está presente en su campaña " para garantizar su seguridad, para estar lo más cercano posible a ella " . Cuando se presentan en actos políticos, las cámaras y los militantes se agolpan sobre él y ella permanece siempre en un segundo plano hasta que él decide traspasarle el protagonismo.
Incluso Castro lo ve como el estilo de Hillary y Bill Clinton: " Dos por el precio de uno " .
" Las decisiones las voy a tomar yo, ahora me toca a mí " , dijo a The Associated Press la candidata durante una actividad electoral, " pero voy a consultarle en cada ocasión, como él me consultó a mí en el pasado " .
Un sondeo de CID Gallup le da el liderazgo a Castro con 28% de la intención de voto, lo que sería suficiente para ganar la presidencia en un sistema electoral sin segunda vuelta pero podría dejar al Congreso en manos de los partidos más conservadores.
Salvador Nasralla, un locutor deportivo que lidera el recién creado partido Anticorrupción, aglutinaba en mayo un 21% de intención de voto; el presidente del Congreso Juan Orlando Hernández, del gobernante Partido Nacional, estaría en tercer lugar con un 18% de intención de voto.
La encuesta se realizó entre el 2 y el 8 de mayo con un margen de error de 5%.
Los sondeos reflejan el colapso de la confianza en los partidos Nacional y Liberal, que se han repartido el poder en Honduras durante más de un siglo. El país se hunde en la pobreza y la violencia está tan extendida que Honduras es considerado el país más peligroso del mundo.