La Paz. Reuters. Al menos cuatro huelgas sectoriales se sumaron ayer a protestas de indígenas y pobladores de la frontera, en una nueva ola de conflictos que paralizaba varias ciudades bolivianas y parecía desafiar a la capacidad de gestión del presidente Evo Morales.
Militares. El mandatario, otrora líder de movilizaciones sociales contra gobiernos neoliberales, tuvo que enviar militares para retomar el control de un gasoducto y normalizar vitales exportaciones de gas a Argentina, que estuvieron cortadas durante unas 12 horas.
“Evo está viendo que una cosa es el balcón y otra cosa es la gestión”, dijo el sacerdote y periodista Eduardo Pérez en su programa noticioso matutino, el de mayor sintonía nacional.
Los maestros urbanos y los transportistas iniciaron el martes huelgas nacionales de dos días, los primeros pidiendo la renuncia del ministro de Educación, Félix Patzi, y los segundos en rechazo a un programa municipal de reempadronamiento de automotores y a un alza de las multas por infracciones.
Dirigentes de los trabajadores de la seguridad social, por su parte, llevaban ya casi dos semanas de huelga de hambre pidiendo la reincorporación de tres exsindicalistas despedidos por corrupción.
Los trabajadores de correos llevan una semana de huelga para exigir la salida de un gerente.