“Como jefe de Estado y comandante general del Ejército, quiero pedir perdón por ese gran crimen cometido”, dijo el dignatario durante un acto celebrado en el Patio de la Paz del Palacio Nacional de la Cultura, al que asistió el hijo del expresidente, Jacobo Árbenz Vilanova, y su familia.
Colom señaló que la agresión de Estados Unidos no fue solo en contra de Árbenz, llamado “el Soldado del Pueblo”, sino también contra el Gobierno y contra Guatemala.
“Los intereses que derrocaron al “Soldado del Pueblo” están allí, ya no son bananeras sino corporaciones”, recordó el mandatario en referencia a la invasión estadounidense que depuso a Árbenz del poder debido a su reforma agraria.
Insistió en que el derrocamiento de Árbenz y los vejámenes que sufrió, constituyen “un crimen histórico” del que Guatemala no se ha “recuperado todavía”.
La sociedad guatemalteca no vive en paz y persiste la polarización pese a que en diciembre de 1996 se firmaron los Acuerdos que pusieron fin a los 36 años de conflicto armado interno que dejaron más de 250.000 víctimas, expresó el jefe de Estado.
“La familia se merece este pequeño reconocimiento moral”, anotó Colom y subrayó que la Revolución de 1944 y el derrocamiento de Árbenz “tienen que ser las piedras que construyan una nueva Guatemala con justicia social”.
El hijo del depuesto presidente, Jacobo Árbenz Vilanova, recordó durante el acto que su “familia sufrió mucho en el exilio por una injusticia de la CIA (Central de Inteligencia de EE. UU.) movida por intereses particulares”.
Fue el primer episodio de la Guerra Fría en América Latina, que no dejaría a salvo ningún país del área en los 40 años siguientes.
“Jacobo Árbenz era un ciudadano más de Guatemala, pero tenía fervor de hacer mucho por el país. Impulsó la reforma agraria, el ferrocarril y la hidroeléctrica Jurun Marinalá”, apuntó.
Con esas medidas, “que no eran comunistas”, aseguró, Árbenz quitó el monopolio a las empresas estadounidenses.
Su mayor logró fue la reforma agraria, que consistió en expropiar tierras en desuso para otorgarlas a los agricultores y propiciar el desarrollo rural, acción que provocó el malestar de la United Fruit Company y de la Casa Blanca.
La titular de la Comisión Presidencial de Derechos Humanos, Ruth del Valle, explicó que el pedido de perdón forma parte de un acuerdo amistoso al que el Estado llegó con la familia del expresidente en mayo en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington, e incluye varios reconocimientos.
Árbenz Guzmán, quien era originario de la ciudad occidental de Quetzaltenango, participó en el derrocamiento de la dictadura de Jorge Ubico, el 20 de octubre de 1944.
En 1950 ganó las elecciones y tomó posesión de la Presidencia el 15 de marzo de 1951, y tres años, tres meses y tres días después, fue derrocado por Estados Unidos, según recordó su hijo.
“Estados Unidos tiene esa deuda moral de pedir perdón, pero no solo moralmente sino económicamente ayudar a Guatemala. Si causaron perjuicios deben ayudar”, sostuvo Árbenz Vilanova, en una entrevista brindada en el hotel donde se hospeda en Guatemala.
Acompañado por tres hijas y dos nietas que residen en Costa Rica al igual que él, Arbenz considera que Estados Unidos tiene la “obligación de pedir perdón” a todos los países latinoamericanos afectados durante la Guerra Fría.