El Ejército de Guatemala quedó reducido ayer a 15.500 efectivos, tras dar de baja a 11.700 soldados y renunciar oficialmente a la doctrina de la seguridad nacional que mantuvo durante la guerra interna entre 1960 y 1996.
“El Ejército tiene ahora una guía doctrinaria distinta, una visión y una misión enmarcada en una perspectiva democrática, una concepción militar cualitativamente diferente al que impuso el fenómeno del conflicto armado interno”, indicó el presidente Oscar Berger, quien encabezó la ceremonia para conmemorar el día del Ejército.
Berger explicó que los acuerdos de paz firmados en 1996 entre el gobierno y la guerrilla son el “referente ineludible de la vida política, social, étnica y cultural del país. Junto con el ejercicio continuado de la democracia plantearon el reto histórico de renovar la institución armada”.
El Presidente afirmó que hay un nuevo contexto en el que debe actuar el Ejército: las amenazas están ahora en el “narcotráfico, el trasiego y tráfico de inmigrantes, las bandas que se dedican al robo de vehículos y utilizan la zonas fronterizas para internacionalizar sus delitos y las bandas que depredan nuestros recursos naturales en el país”.
Nueva misión
Además, es tarea de la institución armada “brindar apoyo a poblaciones que sean víctimas de desastres naturales o que se encuentren en condiciones colectivas de vulnerabilidad a fenómenos naturales”, explicó.
“Hace ya casi ocho años (diciembre de 1996) los guatemaltecos celebramos el fin de un conflicto armado doloroso y en este día celebramos un acontecimiento más que consolida ese proceso de reconciliación y reencuentro”, puntualizó.