Culiacán, México. Reuters. El huracán Lane , que dejó al menos dos muertos a su paso por las costas del Pacífico mexicano, se desvaneció ayer luego de que sus torrenciales lluvias inundaron calles y fuertes vientos derribaron endebles viviendas y árboles.
En la zona costera al sur de la ciudad de Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, en el noroeste del país, las abundantes lluvias transformaron pequeños ríos en furiosos torrentes que se llevaron parte de los caminos.
En la carretera que se dirige al balneario de Mazatlán, decenas de camiones con sus conductores se encontraban varados y llevaban así muchas horas.
La fuerza de Lane también abatió decenas de torres de energía eléctrica y señales de tráfico. Algunos residentes se reunieron junto a un puente dañado mirando un pequeño vehículo que era arrastrado por un torrente.
“Esto estuvo muy feo, parecía que se acababa el mundo”, dijo Javier Quintero, un jornalero de 30 años, quien describió cómo Lane golpeó la región durante tres horas el sábado cuando ingresó a tierra con una fuerte categoría 3 y vientos de más de 200 kilómetros por hora.
En Pueblos Unidos, al sur de Culiacán, un hombre murió tras ser azotado por los fuertes vientos que lo elevaron por el aire, mientras que en el estado de Guerrero un niño murió en un deslizamiento de rocas en Acapulco.