El Cairo
Sharm el-Sheij, a orillas del mar Rojo, de donde miles de británicos esperaban ser evacuados el jueves, tras la caída de un avión ruso el sábado pasado, es uno de los pocos lugares que sigue atrayendo a los turistas en Egipto, país afectado por la inseguridad desde la revuelta popular de 2011.
Esta ciudad moderna, situada en el extremo sur de la península del Sinaí, rodeada de montañas, combina tres colores: el azul del mar, el ocre de las montañas y el blanco de las casas y hoteles de lujo.
Surgida de la nada hace poco más de 20 años, Sharm el-Sheij se ha convertido en uno de los principales destinos de los aficionados a la exploración submarina.En 2013, los numerosos complejos turísticos, que se extienden a lo largo de 15 km, recibieron la visita de 2,5 millones de turistas, en particular de Europa occidental y de Rusia.
La estación es conocida también por las numerosas reuniones internacionales y cumbres que ha acogido, en particular sobre la paz en Medio Oriente.
El expresidente egipcio Hosni Mubarak solía recibir a sus invitados en la lujosa residencia que poseía en la ciudad, en la cual pasó a residir después de ser expulsado del poder en febrero del 2011, antes de ser trasladado a una cárcel en El Cairo.
En el año 2002, la Unesco atribuyó a Sharm el-Sheij la distinción de "Ciudad para la Paz".
Entre 2004 y 2006 una ola de atentados estremeció a Sharm el-Sheij y otras ciudades balnearias del Sinaí, como Dahab el-Taba.
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El 23 de julio de 2005, una serie de atentados causaron la muerte de 70 personas.
El turismo había resistido hasta ahora en Sharm el Sheij al ascenso del grupo yihadistas Estado Islámico (EI) en el norte del Sinaí, donde los yihadistas atacan casi cotidianamente al ejército y la policía egipcios.