El Departamento de Justicia de Estados Unidos designó el martes a un fiscal especial para investigar denuncias que involucran a funcionarios de la Casa Blanca en la difusión ilegal del nombre de una agente encubierta de la CIA, cuyo esposo se opuso a la guerra contra Iraq.
El fiscal general (ministro de Justicia), John Ashcroft, se retiró de la controvertida investigación y nombró a Patrick Fitzgerald como fiscal especial encargado del caso, dijo el vicefiscal general James Comey.
Fitzgerald, un fiscal de Chicago (Illinois), será el encargado de llevar la investigación de manera independiente en el marco del Departamento de Justicia.
“El Fiscal General cree que la decisión de salirse de este caso es apropiada debido a las circunstancias, los hechos y las evidencias reveladas por la investigación”, declaró Comey en una conferencia de prensa.
Los demócratas argumentan, por su parte, que el fiscal general, como cargo político, tiene una relación demasiado estrecha con la Casa Blanca.
Escándalo
El Departamento de Justicia había abierto inicialmente una investigación el 30 de setiembre, sobre acusaciones según las cuales uno o varios responsables de la Casa Blanca habrían filtrado a la prensa el nombre de una agente secreta de la CIA, de los servicios de inteligencia norteamericanos.
De acuerdo con la prensa, la filtración habría sido organizada por miembros del Gobierno, para vengarse del esposo de la agente, un exdiplomático autor de un informe que contradice las afirmaciones de la Casa Blanca según las cuales el exrégimen iraquí habría tratado de conseguir uranio en África.
El exembajador Joseph Wilson dijo en julio que el gobierno de George W. Bush lo envió a Níger a comienzos del 2002 para investigar la sospecha de que Sadam Husein habría obtenido uranio en África, y que había informado que esa acusación era falsa.
En un artículo para el diario The New York Times publicado el 6 de julio, Wilson afirmó que el gobierno de Bush había “torcido” la evidencia para exagerar los argumentos para invadir Iraq.
Una semana después de que Wilson publicara el artículo, el columnista conservador Robert Novak citó a “dos funcionarios del Gobierno” que le habrían dicho que la esposa del diplomático, Valeri Plame, era una agente de la CIA.
En Estados Unidos es delito revelar el nombre de un agente encubierto de la CIA.
La Casa Blanca negó estar detrás de la filtración y rechazó en un comienzo el reclamo demócrata de designar a un fiscal independiente que se encargara del caso.
El presidente Bush aprueba la decisión, según su portavoz, Trent Duffy, quien afirmó que el mandatario “quiere llegar al fondo del asunto”.