Madrid
A escasos días de la hipotética declaración de independencia de Cataluña, las discrepancias empezaron a aflorar entre los dirigentes de esta región, que reciben constantes apelaciones al diálogo para evitar un choque frontal con el gobierno español de consecuencias imprevisibles.
"Alto el fuego" propuso el ministro regional de Empresa, Santi Vila, el primer llamado a una pausa en la carrera hacia la independencia desde el ejecutivo catalán de Carles Puigdemont.
En un artículo publicado en el diario catalán Ara pidió "reflexionar sobre la utilidad y consecuencias" de una declaración de independencia.
Esta podría haberse producido el lunes en una sesión plenaria del Parlamento regional con la comparecencia del presidente Puigdemont, pero el Tribunal Constitucional suspendió este pleno.
En una decisión insólita en los últimos tiempos de abierta desobediencia desde Cataluña a este tribunal, Puigdemont solicitó posponer su comparecencia al martes, donde está previsto que valore el referendo prohibido del domingo, ganado masivamente por el sí pero con una participación del 43,03% y marcado por las actuaciones policiales.
Aunque los resultados definitivos de la consulta ya se han "transmitido" al Parlamento regional, todavía no han sido proclamados oficialmente. A partir de esa publicación se abre un periodo de dos días para que la cámara catalana declare la secesión.
¿Cuál camino? Entretanto, los independentistas se debaten entre quienes apuestan por consumar su desafío a Madrid sin más dilación, la independencia, y los que optan por decisiones más moderadas, dejando abierta la puerta a una mediación con Madrid requerida insistentemente por Puigdemont.
"Ha llegado el momento ineludible, inaplazable de ejercer la autodeterminación", dijo Carles Riera, diputado de la extrema izquierda CUP, socio clave de la coalición de gobierno.
En cambio, el expresidente regional Artur Mas (2010-2016), del partido de Puigdemont, declaró al diario británico Financial Times que el objetivo de las decisiones de los líderes regionales no debe ser "cómo se proclama la independencia, sino cómo se hace efectiva".
Mas consideró que Cataluña todavía no cuenta con lo necesario para ser independiente de España. "Para ser independientes hay algunas cosas que todavía no tenemos", dijo Mas, quien aludió a instrumentos estatales como el control del territorio o una administración fiscal consolidada.
El debate no es solo político, sino también ciudadano. La secesión genera rechazo en la mitad de la sociedad catalana y también vértigo entre algunos militantes nacionalistas, vista la escalada de tensión con Madrid y las primeras consecuencias económicas.
"Tengo un conflicto interior: no deseo que ocurra una declaración unilateral de independencia que va a durar cinco minutos", dijo Olga Jubany, profesora de Antropología en Barcelona.
"La estrategia (del independentismo) nunca era 'nos vamos a imponer'. No es la estrategia que me gustaría seguir", precisó.
"Hoy, en la sociedad catalana, hay una sensación de auténtica alarma, no solo inquietud", afirmó el decano de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Botella.
Desde Madrid, el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, presionado para actuar con mayor contundencia contra los independentistas, reclamó a Puigdemont frenar esta declaración porque "se evitarán males mayores".
Sobre la mesa está la aplicación de un artículo de la Constitución española para suspender la autonomía de esta región, algo inédito desde la restauración de sus instituciones de autogobierno tras las muerte del dictador Francisco Franco en 1975, o incluso declarar un estado de excepción.
"Quedan pocas horas para evitar el choque frontal (...) Son horas críticas", señaló Botella.
Y en estas horas se multiplican las llamadas al diálogo.
Desde hace días, Puigdemont insiste en una mediación internacional pero, hasta el momento, solo Suiza reconoció contactos con ambas partes, pero "las condiciones para facilitar" el diálogo "no están por ahora reunidas", declaró su Ministerio de Relaciones Exteriores.
Las opciones pasan ahora por las iniciativas de mediación surgidas dentro de España. En este sentido, Puigdemont se reunió con con una comisión creada por el Colegio de Abogados de Barcelona y compuesta por representantes del mundo sindical, académico y económico.
Su propuesta para salir consta de tres puntos: descartar decisiones inmediatas de ambas partes, retirar los refuerzos policiales enviados a Cataluña por el gobierno español y empezar un proceso de resolución mediante una comisión independiente de diálogo.
"Son horas cruciales. No podemos esperar que de la noche al día salga un mediador o que ambos gobiernos aceptan una propuesta de diálogo", subrayó el catedrático de derecho constitucional de la Universidad de Barcelona, Xavier Arbós.
Sin embargo, "aunque la situación sigue siendo preocupante, ahora veo que hay margen de tiempo".
Presión empresarial. Los impulsores de la independencia enfrentan también la presión del mundo empresarial. Ya hay compañías que están optando por irse de Cataluña y las últimas que lo anunciaron este viernes fueron el gran banco catalán CaixaBank y Gas Natural.
La salida de estas dos empresas se anunció después de que el gobierno de Madrid introdujese una modificación en la ley de sociedades que facilita el traslado, incrementando la presión sobre las pretensiones independentistas catalanas.
Anticipándose a la posibilidad de una declaración unilateral de independencia por el Gobierno catalán, CaixaBank anunció su traslado para "salvaguardar plenamente la seguridad jurídica y regulatoria", precisó la entidad.
CaixaBank tiene una influencia que se extiende a todos los niveles de la sociedad catalana gracias a becas, patrocinio cultural, créditos a partidos políticos... Su traslado a Valencia es un golpe simbólico muy duro al gobierno de Puigdemont.
La fuga de empresas podría acelerarse después de que el gobierno de Mariano Rajoy adoptó este viernes un decreto que libra a las empresas de la aprobación de la junta de accionistas para un cambio de sede.
Entre las firmas que anunciaron su partida están también el Banco Sabadell, el Banco Mediolanum, la empresa de dietética Naturhouse y la de telecomunicaciones Eurona.