Cancún. DPA. México, Estados Unidos y Canadá finalizaron ayer una cumbre trilateral de dos días en el balneario mexicano de Cancún, con el acuerdo de impulsar la seguridad en sus fronteras y trabajar por una mayor competitividad de sus economías.
"Tenemos extensas fronteras, debemos asegurarnos de protegerlas", dijo en una conferencia de prensa conjunta el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, pero indicó que Norteamérica no debe aislarse, sino acercarse y competir.
El presidente de México, Vicente Fox, informó de que uno de los acuerdos fue "institucionalizar" el trabajo entre los tres países, en el marco de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN), puesta en marcha hace un año.
A largo plazo. Fox dijo que para junio elaborarán un "proyecto claro" de institucionalización que dará "trascendencia y duración a largo plazo" a las iniciativas trilaterales, e "irá más allá" del Tratado de Libre Comercio norteamericano, o NAFTA, firmado en 1994.
Fox, Bush y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, coincidieron en señalar que los temas abordados en el encuentro de Cancún, como seguridad, modernización de la economía y migración legal, se trataron bajo una óptica de responsabilidad compartida.
"Yo no veo que se pueda prosperar si no se tiene seguridad", comentó Bush.
Señaló que Norteamérica debe estrechar la cooperación para tener fronteras inteligentes, con medidas "que incrementen el comercio y el turismo pero que eviten el contrabando, el terrorismo y el narcotráfico".
Al mismo tiempo, señaló que la región no debe aislarse, sino fortalecerse para competir mejor con países como India y China en el plano económico.
Inmigrantes presentes. Sobre el tema migratorio, Fox dijo: "El problema de la migración solo puede ser resuelto en el marco de una legislación que garantice una migración ordenada, segura y respetuosa de los derechos de las personas".
El mandatario mexicano reconoció que su país tiene la responsabilidad de generar empleos y oportunidades para controlar este flujo de personas.
Bush se pronunció por que la reforma migratoria que se discute en el Congreso de su país "reconozca que Estados Unidos es una tierra de inmigrantes y que la gente merece ser tratada con respeto". No obstante, rechazó la posibilidad de una amnistía.
"No se les debe dar prioridad para la ciudadanía a las personas en esta situación cuando hay gente que ha estado esperando durante años", sostuvo.