Saida, Líbano. AFP. Miles de personas huían del sur de Líbano, arrasado por la ofensiva israelí, hacia el norte después de que el Estado hebreo suspendió por 48 horas los bombardeos aéreos.
Con los vehículos cargados hasta el tope, cientos de familias tomaron la carretera de Saida y Beirut, evacuando pueblos enteros que estaban aislados del resto del país.
La ciudad de Saida, capital del sur de Líbano, se vio desbordada por el tráfico, mientras los desplazados pedían a las autoridades que les ayudaran a encontrar lugares donde instalarse.
Los ediles de Saida abrieron escuelas, edificios públicos y centros comerciales para dar cobijo a los desplazados.
Este éxodo contribuyó a dejar desierto el sur de Líbano.
Entre Tiro y Saida la circulación en la carretera del litoral era difícil, más aún tras el bombardeo naval israelí de ayer que acabó con la vida de un militar libanés e hirió a otros tres.
Qana, escenario del ataque israelí más mortífero desde el inicio de las hostilidades, con 57 civiles muertos el domingo, estaba prácticamente vacío.
Por otro lado, un primer convoy de la Cruz Roja llegó a Bint Jbeil, bastión de Hezbolá atacado durante una semana, para evacuar a los últimos habitantes de esta ciudad, la mayoría de ellos enfermos y ancianos.
"El centro de la ciudad está totalmente devastado El mercado está destruido. Decenas de inmuebles se derrumbaron", explicó un fotógrafo de AFP.
En la entrada de Beirut el flujo de coches es incesante. Um Ala, madre de familia con cuatro hijos, tomó sus pertenencias más valiosas y abandonó Nabatiyé a bordo de su Mercedes.
"No huimos antes porque pensábamos que la ONU votaría una resolución más firme, condenando la masacre de Qana", explicó, en referencia a la resolución votada el domingo en la que solo se deplora la muerte de civiles.
"Si no pueden hacerlo, no pueden defendernos", agregó.