Tenesí. EFE La legendaria entrenadora Pat Summitt, pionera del baloncesto femenino y miembro del Salón de la Fama, falleció el martes a los 64 años.
Summitt guio a la Universidad de Tenesí a ocho títulos nacionales durante sus 38 temporadas al frente del equipo, que tuvo que dejar al verse afectada por la temprana enfermedad de Alzhéimer.
Como entrenadora en el baloncesto universitario estadounidense, la deportista consiguió una marca de 1.088 victorias, la mejor en la historia de la competición masculina y femenina, a pesar de que solo lo pudo dirigir hasta la temporada del 2012.
Un año antes, ella había anunciado que padecía de demencia prematura debido al mal de Alzhéimer.
Su hijo Tyler también destacó en el comunicado la gran batalla que dio su madre contra la enfermedad y la paz que podían encontrar al saber que ya no iba a cargar con el peso del terrible mal que le afectó.
Gran labor. Summitt fue nombrada como Entrenadora del Año de la NCAA en siete ocasiones y llevó a las Lady Vols de Tenesí a 22 semifinales nacionales durante sus casi cuatro décadas al frente del equipo universitario de baloncesto.
De sus ocho campeonatos nacionales, tres fueron consecutivos, entre 1996 y 1998.
Sus equipos ganaron 16 torneos de la Conferencia Sudeste y llegaron al torneo nacional durante 31 años seguidos, algo sin precedentes en la competición universitaria.
Para muchos, Summitt se convirtió en la cara más visible del deporte femenino universitario desde que se decretó el Título IX en 1972.
Así demostró desde el comienzo que las mujeres podían ser tan exitosas dentro del campo como los hombres.
El primer contrato que Summit firmó con Tenesí fue de $8.900 y en la temporada del 2008-2009 recibió una compensación de $1,4 millones.
Bajo la dirección de Pat Summitt, la selección femenina de Estados Unidos consiguió dos medallas de oro olímpicas.
Diversos deportistas reconocidos de todas las modalidades a través de sus páginas sociales rindieron tributo a la memoria y excelencia de Summitt.
Mientras que todas las jugadoras que estuvieron bajo sus programas dentro de la universidad y en el equipo nacional olímpico manifestaron su tristeza por el fallecimiento de Summitt, a la que consideraron como la mejor entrenadora que habían tenido, pero también a una excelente persona que les cambió sus vidas para bien con el apoyo, ayuda y orientación que siempre les dio.