Centenares de vuelos fueron cancelados entre el sábado y ayer en toda la región del centro del país, quedaron interrumpidos los servicios de trenes y autobuses y el tránsito rodado se vio obligado a avanzar a paso de tortuga.
Decenas de camiones pesados con palas, sal y arena acudieron a limpiar las calles; el gobernador del estado de Nueva York movilizó varias unidades de la Guardia Nacional para ayudar en las operaciones de limpieza.
Al mediar la tarde de ayer habían caído 62 centímetros de nieve en el condado Morris, en el centro del vecino estado de Nueva Jersey, y más de 15 centímetros se acumularon en partes de Pensilvania y Connecticut.
Acciones
El presidente, Bill Clinton, adoptó medidas para ayudar a la población a copar con la nieve, el hielo y el frío al reconocer que este podría ser uno de los inviernos más duros en muchos años, y autorizó el uso inmediato de $300 millones en ayuda de emergencia.
"Nadie puede controlar el clima, pero todos nosotros somos responsables por la forma en que respondemos y nos preparamos", dijo ayer el Mandatario en su alocución radial semanal.
La última vez que un gran temporal de nieve castigó el noreste norteamericano fue el 7 de enero de 1996, cuando cayeron en Nueva York 48 centímetros. El invierno pasado la ciudad acumuló 33 centímetros.
Parte de la costa oriental escapó a lo peor de la tormenta porque esta pasó por zonas más al norte y oriente de lo que se había pronosticado. Las autoridades advirtieron de la formación de una nueva tormenta en la parte central y sur del país.
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