Londres
"No sabemos cuándo las negociaciones del Brexit comenzarán. Sabemos cuándo deben terminar. Hagan lo posible para evitar un 'no acuerdo' como resultado de una 'no negociación'", resumió en un tuit durante la mañana el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
La primera ministra británica había convocado en abril comicios anticipados con el objetivo de reforzarse de cara a las negociaciones del Brexit, apoyada en la amplia ventaja en los sondeos de la que gozaba entonces.
Los europeos celebraron esta convocatoria anticipada, ya que, a su juicio, una líder con un fuerte respaldo electoral en Londres estaría en disposición de hacer concesiones a sus socios durante las complejas negociaciones del Brexit.
Sin embargo, después que May no lograra su objetivo, al quedarse a una decena de escaños de la mayoría absoluta, mostraron su preocupación por el impacto de este resultado en las negociaciones, que tenían previsto iniciar el 19 de junio.
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Tras reunirse con la reina Isabel II y anunciar la formación de un nuevo gobierno, la primera ministra británica, a quien un fortalecido líder de la oposición pidió su dimisión, intentó despejar a primera hora de la tarde parte de las incertidumbres.
"Este gobierno guiará al país a través de las cruciales negociaciones del Brexit, que comienzan justo en 10 días", aseguró May, a quien el presidente del Consejo Europeo respondió: "No hay tiempo que perder". "Nuestra responsabilidad ahora es garantizar el Brexit menos perturbador", añadió Tusk.
Esfuerzos 'para lograr un acuerdo'
Las advertencias sobre un "no acuerdo" no son baladíes. Durante la campaña electoral, el ministro británico para el Brexit David Davis, amenazó con dejar la mesa de negociación y subrayó que en caso de una salida de la UE sin acuerdo "no habrá nada que pagar".
El tema financiero aparece como uno de los más complejos en el proceso de divorcio, máxime cuando las estimaciones de esta factura a pagar por Londres oscilan entre los 50.000 y 100.000 millones de euros. Los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido es otros de los asuntos peliagudos.
Y, sin progresos en estos aspectos y sobre la frontera en la isla de Irlanda, los 27 se niegan a empezar a discutir el futuro marco de relaciones con Reino Unido, que podría incluir un pacto de libre comercio como quiere Londres.
"Unamos nuestros esfuerzos para cerrar un acuerdo [de divorcio]", reiteró el negociador europeo Michel Barnier, quien había dejado entrever que estaban dispuestos a dejar un poco de tiempo a Londres para prepararse antes del inicio de las negociaciones.
Un gobierno británico débil puede conducir a unas negociaciones sobre el Brexit "malas" para ambas partes, había indicado durante la mañana el comisario europeo de Presupuesto, Günther Oettinger. May anunció que buscará el apoyo de los unionistas de Irlanda del Norte para lograr una mayoría.
'El tiempo sigue corriendo'
Los europeos, que desde finales de abril ya se encuentran en disposición de negociar, no quieren retrasar mucho más este complejo proceso de divorcio activado el 29 de marzo y que debe concretarse en marzo de 2019.
"El tiempo sigue corriendo", en palabras del líder de los eurodiputados del PPE (derecha), Manfred Weber, para quien May aportó "caos a su país" en lugar de "estabilidad".
Desde Praga, el presidente del ejecutivo comunitario, Jean-Claude Juncker, deseó que "el resultado de las elecciones no tenga un gran impacto en estas negociaciones, que esperamos desesperadamente".
El referente de la Eurocámara para el Brexit, el influyente diputado liberal Guy Verhofstadt, lamentó por su parte un escenario cada vez más complicado de separación.
"Otro autogol, tras Cameron ahora May, hará que las complejas negociaciones sea aún más complicadas", tuiteó Verhofstadt, en referencia al ex primer ministro británico David Cameron quien convocó el referéndum de junio de 2016 en el que los británicos optaron por salir de la UE.