Ciudad de Guatemala
En 2001, el general retirado Otto Pérez iniciaba su carrera política como fundador del Partido Patriota y encabezaba las manifestaciones para exigir la renuncia del entonces presidente Alfonso Portillo, acusado de corrupción.
14 años después, y al cierre de sus cuatro años como presidente, es Pérez quien enfrenta la ira popular con manifestaciones masivas en su contra por cargos de dirigir una red de defraudación fiscal.
Pérez llegó a la presidencia en enero de 2012 con la promesa de aplicar mano dura contra la criminalidad, ante el clamor para frenar una ola de violencia que deja unos 6.000 muertos cada año.
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Al concluir su mandato, la criminalidad continúa en alza mientras Pérez (64 años) enfrenta denuncias de la fiscalía y la comisión de la ONU contra la impunidad en Guatemala (Cigic), que lo señalan de encabezar una estructura criminal de defraudación en aduanas.
Formado en tácticas contrainsurgentes y contrainteligencia durante la guerra civil (1960-1996) que dejó unos 200.000 muertos, el gobernante se aferra al cargo pese a la indignación popular. Como buen militar se ha atrincherado en la Casa Presidencial y evita toda actividad pública.
El lunes pasado, en una rueda de prensa, descartó renunciar y negó haber recibido dinero mal habido.
Su exvicepresidenta Roxana Baldetti, con quién había fundado en 2001 el Partido Patriota (PP), tuvo que dimitir el 8 de mayo y ahora está en prisión preventiva acusada por el mismo caso.
Los dos se conocieron durante el gobierno del presidente Jorge Serrano (1991-1993), quien huyó del país en junio de 1993 después de enfrentar cargos de corrupción. Actualmente vive exiliado en Panamá como magnate inmobiliario.
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Su formación como Kaibil, el cuerpo élite contrainsurgente del Ejército guatemalteco, es lo que lo mantiene en el cargo porque "los Kabiles nuncan se rinden", afirmó a la AFP la Premio Nobel de la Paz, la líder indígena Rigoberta Menchú.
"Él es un hombre de guerra, un hombre de inteligencia, un hombre peligroso", afirmó la laureada en 1992, quien considera que por su formación castrense "él puede armar estrategias de choque" y desvirtuar las manifestaciones pacíficas en su contra.
Para Manfredo Marroquín, director de Acción Ciudadana, capítulo local de Transparencia Internacional, el gobernante es el "prototipo del político guatemalteco, que tienen mucha aceptación en las élites que no buscan cambios".
"La única diferencia del presidente (Pérez) con el resto es que habido un factor externo" que es la Cicig, destacó.
Marroquín asegura que el peor error del gobernante fue haber confiado "en el régimen de la impunidad que ha protegido a todos y no darse cuenta que había esta entidad que le arruinó su negocio".
La esposa del presidente, Rosa Leal, tiene una apreciación bien distinta. Para ella, "es un hombre que sabe lo que quiere, muy respetuoso, muy humilde, con muchos principios y valores".
Sus partidarios le reconocen una gran capacidad de escuchar. En los últimos años igualmente sorprendió al proponer la legalización de las drogas como medio de lucha contra el narcotráfico.
Nacido en Ciudad de Guatemala el 1 de diciembre de 1950, tuvo dos hijos con Leal con quien esta casado desde 1971: Lissete —administradora de empresas— y Otto, quien ganó la alcaldía de Mixco, municipio cercano a la capital, por el partido de su padre.
El gobernante ascendió a la jefatura de Estado con un alto nivel de confianza y como el primer militar en gobernar el país desde el restablecimiento democrático de 1985. Para muchos era un antídoto a la corrupción rampante en las administraciones civiles.
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Conocido como el "General de la Paz", apelativo que repetía con orgullo por haber firmado en 1996 a nombre del Ejército los acuerdos que pusieron fin a la guerra de 36 años.
En el pasado, ya había sido acusado de violaciones a los derechos humanos, pero Pérez se escudó en que todo ocurrió en el marco de la guerra y se retiró del ejército en 2000.
En 2003 fue elegido diputado y en 2007 fue candidato a la presidencia, siendo derrotado en segunda vuelta por Alvaro Colom.
Antes de llegar al Congreso, dirigía las marchas contra Portillo, a la postre condenado en Estados Unidos por lavado de dinero obtenido de la corrupción.
Portillo concluyó su mandato en 2004. Pérez también pretende llegar hasta el final del suyo, en enero de 2016.