Damasco
El ejército sirio, apoyado por la aviación rusa, entró este jueves en la ciudad de Palmira, controlada desde hace casi un año por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), en momentos en que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, trata de impulsar el proceso de paz en Moscú.
"Las fuerzas del régimen entraron en Palmira por el lado sudoeste, por el barrio de al Gharf", indicó a la AFP el OSDH, que precisó que el ejército avanzaba lentamente "por las minas plantadas" por los yihadistas.
El grupo ordenó este jueves a los civiles que huyan de la ciudad de Palmira, en un momento en que el ejército sirio avanza con paso firme tras haber lanzado una ofensiva para retomar la ciudad el 7 de marzo.
La reconquista de la ciudad sería una victoria estratégica y simbólica para el presidente sirio Bashar al Asad, ya que quien controle esta posición tendrá el dominio del vasto desierto que se extiende desde la zona central de Siria hasta la frontera con Irak, señalaron expertos.
La ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad, contenía numerosos tesoros antiguos como el Arco de Triunfo, los templos de Bel y de Balshamin o las torres funerarias, símbolo de la importancia de esta ciudad en los primeros siglos después de Jesucristo. Muchos de los yacimientos arqueológicos fueron destruidos y el EI difundió las imágenes.
Los yihadistas, que controlan Palmira desde hace casi un año, ordenaron a los cerca de 15.000 civiles que permanecen en la localidad que huyan, "ya que los combates están en las afueras de la ciudad", informó el OSDH, con sede en el Reino Unido.
Cerca del 80% de la población de la ciudad, conocida como la Perla del Desierto por sus tesoros arqueológicos, huyó cuando los yihadistas entraron, según el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, que señaló que el grupo ejecutó atrocidades como decapitaciones en el antiguo anfiteatro.
"La gran mayoría ya huyó, sólo quedaron los que son demasiado pobres para irse", dijo.
El director de Antigüedades y Museos de Siria, Maamun Abdelkarim, dijo que los templos destruidos por el grupo yihadista en la ciudad milenaria, serán reconstruidos, "tras la pronta liberación".
Una fuente militar dijo que las tropas de Damasco también avanzaban por el noroeste. "Los enfrentamientos son feroces", añadió.
El secretario de Estado norteamericano sostendrá una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, este jueves, en el marco de un viaje de dos días para hablar de las conversaciones de paz en Siria.
En Moscú, Kerry intenta avanzar con Putin para encontrar una solución al conflicto sirio que ha dejado más de 270.000 muertos y millones de refugiados desde 2011, en el marco de las conversaciones internacionales en Ginebra.
El Alto Comité de las Negociaciones (ACN), que agrupa a varios grupos rebeldes, está pendiente del resultado de la cita en Moscú, un aliado clave de Asad, cuya ofensiva aérea en Siria comenzada en septiembre y finalizada a mediados de marzo le permitió recuperar terreno en la guerra.
El ciclo de negociaciones indirectas entre el gobierno y un crisol de fuerzas opositoras, con la mediación de la ONU y el acompañamiento de Estados Unidos y Rusia, entre otros países, termina este jueves.
Antes de reunirse con el jefe de Estado, Kerry se reunió con su homólogo, Sergei Lavrov.
"Sé que muchas personas están muy ilusionadas, Sergei", dijo Kerry en una breve comparecencia antes de reunirse con el ministro ruso.
El funcionario estadounidense dijo esta semana que los ataques que golpearon el martes Bruselas demostraron la importancia de que los países trabajen conjuntamente para sofocar la amenaza de extremistas, donde sea que éstos actúen.
Lavrov señaló por su parte que los esfuerzos diplomáticos de Kerry han estado centrados en crear un "equilibrio" entre los intereses de todas las partes involucradas en la crisis siria, incluyendo a Moscú y Washington.
El futuro de Asad es el principal obstáculo en las conversaciones, ya que el gobierno no cede a la presión para que el presidente deje el poder.
Bashar al Jaafari, el jefe negociador del gobierno sirio en Ginebra, dijo en una entrevista a la AFP, que es una "falsa lectura" creer que el régimen puede ser presionado por Moscú.