La Habana. AFP. El papa Benedicto XVI ofició ayer una misa ante cientos de miles de personas en la Plaza de la Revolución de La Habana, en la que instó al gobierno cubano a seguir ampliando el espacio de la Iglesia Católica en la sociedad, incluso en educación, antes de reunirse con Fidel Castro.
El pontífice, que fue saludado por una multitud estimada en medio millón de personas a su llegada en el "papamóvil", reconoció “con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe”.
“Para poder ejercer esta tarea, (la Iglesia) ha de contar con la esencial libertad religiosa”, dijo el Papa en la misa, a la que asistió el presidente Raúl Castro, el canciller Bruno Rodríguez y la jerarquía católica cubana.
“Es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana”, añadió el Papa en la Plaza, sitio de grandes manifestaciones comunistas.
En 1998, en ese mismo lugar y en presencia de Fidel Castro, Juan Pablo II, el primer papa que visitó la isla, celebró una histórica misa con un millón de asistentes, en que pidió que “Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba”, en una visita que marcó el deshielo en las relaciones Iglesia-Estado.
Benedicto XVI, de 84 años, fue escuchado bajo el sol radiante de la mañana por fieles, ateos, comunistas y adeptos a la santería, rito afrocubano que mezcla el espiritualismo africano con el catolicismo.
El cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, hizo un llamado por la paz y la reconciliación entre los cubanos al comenzar la misa, a la que en un hecho inédito asistieron cientos de peregrinos cubanos procedentes de Miami, bastión del anticastrismo.
“Nuestro pueblo implora a su Santidad incluya en su oración esos dones de lo alto necesarios para que reine entre todos los cubanos el amor y el perdón y se haga verdad la reconciliación y la paz”, dijo Ortega, impulsor de un diálogo instalado en 2010 con el gobierno de Raúl Castro.
Benedicto XVI dijo que la Iglesia busca dar su testimonio no sólo en la catequesis, sino también en el ámbito de la educación. Las escuelas católicas y todos los colegios privados fueron nacionalizados tras la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959.
“Ella (la Iglesia) busca dar este testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios. Es de esperar que pronto llegue aquí también el momento de que la Iglesia pueda llevar a los campos del saber los beneficios de la misión que su Señor le encomendó y que nunca puede descuidar”, dijo el Papa.
Luego del oficio religioso, Benedicto XVI debía reunirse con el padre de la revolución cubana, Fidel Castro, antes de marcharse de la isla hacia las 5 p.m.
“Gustosamente saludaré (...) a Su Excelencia el Papa Benedicto XVI, como lo hice con Juan Pablo II (en 1998)”, dijo Fidel Castro, de 85 años de edad.
Se ignora a qué hora será el encuentro entre Fidel, retirado del poder desde 2006 por razones de salud, y Benedicto XVI, quien culminará este miércoles su periplo de seis días por México y Cuba, el primero de su pontificado a naciones latinoamericanas de habla española.
El Papa evocó en la misa el "ejemplo" del sacerdote e intelectual Félix Varela (1788-1853), "hijo ilustre de esta ciudad de La Habana, que ha pasado a la historia de Cuba como el primero que enseñó a pensar a su pueblo".
Los católicos cubanos esperan que Benedicto XVI declare "venerable" a Varela, primera etapa para la canonización de quien fue figura clave en la lucha contra la esclavitud y el colonialismo español.
Benedicto XVI se reunió en privado el martes durante 40 minutos con Raúl Castro, unas horas después que un alto funcionario de la isla afirmara que "no va a haber una reforma política" en Cuba y un día después de que el Papa llamara a los cubanos a construir "una sociedad abierta y renovada".
En ese encuentro privado, el Papa pidió a Raúl Castro un mayor espacio para la Iglesia y sugirió que el Viernes Santo, día de la crucifixión de Cristo, sea feriado en la isla. Juan Pablo II obtuvo de Fidel Castro que el día de Navidad fuera declarado festivo.
Simultáneamente, el secretario de Estado (número dos) de la Santa Sede, cardenal Tarcisio Bertone, acompañado de su "ministro de relaciones exteriores", monseñor Dominique Mamberti, sostuvo un encuentro con el primer vicepresidente cubano, José Ramón Machado Ventura.
"Los numerosos mensajes de carácter humanitario recibidos por el Vaticano y concernientes a personas en dificultades" figuraron entre los temas abordados en esta reunión de trabajo, reconoció el Vaticano.
La mañana del martes, el Papa había orado ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional, en Santiago de Cuba (sureste de la isla), rogándole por "los cubanos privados de libertad".
El tema de los presos políticos es muy sensible en la isla. El Vaticano no programó ninguna reunión con sus familiares, una gran decepción para los círculos opositores.
Benedicto XVI, de una manera muy diferente a Juan Pablo II, ha evocado los sufrimientos y aspiraciones de los cubanos, pero siempre en términos genéricos, cuidándose de no intervenir como hubiera podido hacer su predecesor.
La visita ha suscitado numerosas reacciones tanto en el régimen como en los opositores, que denunciaron al menos 150 arrestos para evitar protestas, lo que fue criticado por Amnistía Internacional.
"El bloqueo de las comunicaciones y la detención de más de 150 opositores políticos es un ejemplo más de cómo las autoridades cubanas ignoran completamente los derechos humanos", dijo Javier Zúñiga, consejero especial de Amnistía Internacional, en un comunicado divulgado en Londres.