Kiev
La decisión de los habitantes de Crimea de respaldar masivamente su adhesión a Rusia en un referéndum deja poco margen de maniobra al gobierno ucraniano para recuperar la región separatista, pero seguramente le permitirá consolidar sus vínculos con Occidente.
La península del mar Negro, cedida a Ucrania por el dirigente soviético Nikita Jrushchov en 1954, se encuentra en el centro de uno de los peores conflictos diplomáticos entre Moscú y Occidente desde el final de la Guerra Fría.
La petición de integración de Crimea en Rusia consolida la posición de los separatistas prorrusos, que controlan la mayor parte de las infraestructuras y administraciones de la región.
Frente a ellos, el nuevo poder de Kiev y sus aliados occidentales tienen pocas opciones para impedir al presidente ruso, Vladimir Putin, anexionar Crimea, lo que consideran ilegal.
Los países occidentales podrían adoptar ahora una estrategia más determinada frente a Moscú.
La UE anunció este lunes sanciones, como restricciones de viaje e inmovilización de bienes, contra una veintena de personalidades de Rusia y Ucrania consideradas responsables del referéndum. Estados Unidos podría también adoptar nuevas sanciones.
Asimismo, peligra la posición y la imagen de Rusia en la escena internacional. Su continuidad en el G8 no está asegurada y varios senadores estadounidenses apuestan por privar al país de la Copa del Mundo de Fútbol en 2018.
A modo de respuesta, Moscú lanzó una campaña de propaganda mediática que muestra a una Rusia sola frente a los occidentales. Esta imagen hizo que Putin batiera su récord de popularidad de los dos últimos años entre los rusos.
Expulsar a los soldados rusos de Crimea no es una opción para Ucrania. El país cuenta con un ejército regular de 130.000 soldados, frente a los 845.000 militares de Rusia, que además es una potencia nuclear.
Asimismo, las propuestas de algunos dirigentes estadounidenses, como el senador John McCain, de otorgar a Ucrania ayuda militar, no encontraría respuesta entre los países occidentales, donde la opinión pública se opone cada vez más a las intervenciones internacionales.
Sin embargo, Ucrania podría dificultar la situación a Rusia, si rechaza retirar las tropas ucranianas de Crimea. "Si empiezan a utilizar las armas contra nosotros, utilizaremos las armas contra ellos", advirtió el viceprimer ministro ucraniano, Vitali Yarema.