La Paz. AP y EFE. El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó a la Corte Suprema de Justicia de ser uno de los resabios del estado colonial que quiere desterrar.
Sus fuertes ataques se dieron después de que ese cuerpo rechazara la pretensión del gobierno de que la Asamblea Constituyente adquiera poderes absolutos.
“La Corte tiene muchos cuestionamientos conocidos, las transformaciones hay que hacerlas en estas estructuras del Estado”, dijo el mandatario en Sucre, a donde llegó para reunirse con los asambleístas de su partido Movimiento al Socialismo (MAS).
En un pronunciamiento conjunto, no legal, la Corte dijo el miércoles que la declaratoria de la Asamblea como originaria, plenipotenciaria y fundacional es ilegal, al insistir en que es derivada, “pues procede del marco institucional y legal de Estado preconstituido”.
Según la Corte Suprema, lo que pretenden el Gobierno y el partido oficialista, el Movimiento Al Socialismo (MAS), trastoca el orden legal y constitucional y pone en riesgo la integridad nacional, la paz social y la seguridad del país.
Pero Morales insistió en los ataques al órgano al señalar que “cuando había semejantes masacres” nunca se manifestaron. Fue una aparente alusión a la revuelta de octubre del 2003.
Desde el pasado 6 de agosto, cuando la Asamblea comenzó sus deliberaciones, los constituyentes apenas han avanzado en algunos puntos de su reglamento interno, sin entrar aún en materia constitucional.
Las mayores divergencias se han centrado precisamente en el carácter de “plenipotenciaria” de la Constituyente y del tipo de votación para aprobar cambios.
La Constitución vigente y la ley de convocatoria de la Asamblea, que Morales promulgó en marzo pasado, prescriben dos tercios de los 255 constituyentes (es decir, 170 votos) para la aprobación del nuevo texto.
El mandatario Morales, sin embargo, ha ordenado a sus 137 asambleístas que hagan valer su mayoría.