A un mes del inicio del Año Santo proclamado por el papa Francisco, el prefecto de Roma, Franco Gabrielli, no alberga la menor duda: su ciudad estará lista para recibir a los millones de peregrinos que se esperan.
Gabrielli, exresponsable de la protección civil en Italia, es optimista pese a los escépticos que auguran una catástrofe en una ciudad donde los transportes públicos son una verdadera pesadilla. Y eso sin contar con los riesgos de atentado, acrecentados desde que el grupo Estado Islámico (EI) anunciara que el Vaticano es uno de sus objetivos.
"Mis principales prioridades son establecer un número único para las urgencias, el 112, la preparación de planes para la seguridad y la planificación operativa, así como planes para la movilidad", explica el prefecto en una entrevista con la AFP.
Después de que el alcalde de la ciudad, Ignazio Marino, se viera obligado a dimitir la semana pasada, Gabrielli fue encargado por el gobierno de Matteo Renzi de coordinar todas las actividades relativas a este Jubileo, anunciado por el papa en marzo pasado y que se inicia el 8 de diciembre, día de la Inmaculada.
"El principal centro operativo será el de la policía municipal de Roma, que estará conectado con todos los demás: carabineros, bomberos, sociedades de transporte y de electricidad", precisa Gabrielli.
"Hemos procedido a ejercicios en lugares de posibles atentados, hemos mejorado la formación de nuestros operadores y todo ello me incita a ser optimista", añadió.
Unas 2.000 personas reforzarán la seguridad en la capital italiana durante el Jubileo, "aunque no tengamos ninguna información sobre una alerta específica" de acto terrorista, indica el prefecto, que afirma no obstante que "no existe el riesgo cero" y que Roma y el Vaticano se enfrentan a la amenaza terrorista desde hace años.
Durante el Año Santo se espera la afluencia de millones de peregrinos (más de 10 según Gabrielli), aunque según este alto funcionario, el acontecimiento no será tan excepcional.
"Se trata, según nuestros cálculos, de gestionar y transportar a unas 20.000 a 30.000 personas suplementarias cada día", explica, y recuerda que la ciudad registra cuatro millones de desplazamientos diarios y que por su principal estación pasan 500.000 personas a diario.
Aunque Italia es conocida por hacer las cosas a última hora, el prefecto quiere transmitir una imagen de tranquilidad.
"Todo lo que hemos concebido no tiene por qué estar necesariamente listo antes del 8 de diciembre, sobre todo porque la mayoría de los peregrinos llegará en primavera" boreal, explica.
Además, Roma ya está habituada a las grandes celebraciones que congregan a decenas de miles de personas en torno a la plaza San Pedro, recuerda Gabrielli.
Algunos medios italianos destacaron que el papa Francisco no consultó con ninguna autoridad local antes de decretar el Año Santo, pese a que esta iniciativa pesará en una municipalidad que tiene una gigantesca deuda y está afectada por numerosos escándalos judiciales.
No obstante, para Gabrielli este "Jubileo puede ser, precisamente en un momento tan difícil, una incitación a ajustar las cosas, un catalizador en este proceso de mejoras previstas".
La diócesis de Roma envió un mensaje similar al remitir solemnemente una carta el jueves a los romanos en la que exhorta al "resurgimiento" de una ciudad en plena crisis.