Después de haber utilizado tácticas dilatorias durante varios años, Rusia decidió ayer apoyar el Protocolo de Kioto destinado a frenar el calentamiento global limitando las emisiones de gases de efecto invernadero.
El consejo de ministros ruso se pronunció a favor de ratificar el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático y decidió transmitir el proyecto de ratificación a la Duma, cámara baja del Parlamento, informó la agencia Interfax.
El Protocolo de Kioto está destinado a frenar el calentamiento mundial del clima limitando las emisiones de gases que emanan, sobre todo, de combustibles fósiles, como el dióxido de carbono.
Para entrar en vigor, debe ser ratificado por al menos 55 países que representan el 55% de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) de los países industriales.
Con la autorización gubernamental, la ratificación de este acuerdo por parte de Rusia, necesaria para que entre en vigor, está prácticamente lograda, ya que el partido Rusia Unida, favorable al Kremlin, tiene la mayoría absoluta en la Duma.
En tres meses, los ministerios y agencias federales involucrados deben hacer el inventario de las obligaciones y de los derechos de cada uno al aplicarse dicho protocolo, precisó Interfax.
Gesto político
Las autoridades rusas no ocultaron que su decisión era fundamentalmente un gesto político y algunos responsables recordaron que los beneficios económicos de este protocolo para Rusia todavía no han sido demostrados.
“El carácter particular de nuestra posición es que todo depende de nosotros. El futuro del Protocolo de Kioto se encuentra en nuestras manos”, destacó el viceministro de Relaciones Exteriores, Yuri Fedotov, en el consejo de ministros.
“Si nos negásemos a ratificarlo seríamos marginados. Eso también podría causarnos perjuicios no solo políticos, sino quizás también económicos”, agregó, citado por la agencia Ria-Novosti.
“Es una decisión política, una decisión forzada”, advirtió por su parte el consejero económico del Kremlin, Andrei Illarionov, feroz adversario del acuerdo. “No es una decisión que adoptamos con placer”, agregó.
Para varios analistas, el “sí” del Kremlin es en primer lugar “un gesto de buena voluntad” hacia Europa y la comunidad internacional. También debería facilitar el ingreso de Rusia a la Organización Mundial del Comercio.
Estados Unidos decidió en marzo del 2001 (tras asumir el poder George W. Bush) no ratificar este acuerdo, y la tasa de 55% solo puede ser alcanzada con la autorización de Rusia.
Precisamente, ayer Washington reiteró que no tiene intención de revisar su controvertida decisión de rechazar el Protocolo de Kioto, pese a la decisión de Rusia. “La posición de Estados Unidos no ha cambiado”, declaró el portavoz del Departamento de Estado Richard Boucher.