San Salvador. AFP. El Gobierno, la Iglesia y los políticos cierran filas en El Salvador para contener la ola de violencia que azota al país e imponer medidas preventivas que puedan contener el flagelo que causa 12 muertes por día.
Convencidos de que la delincuencia “debe ser enfrentada con igual responsabilidad por todos los sectores de la vida nacional”, los primeros en reunirse para abordar el tema fueron el mandatario Elías Antonio Saca y los presidentes del Congreso, Rubén Orellana, y de la Corte Suprema de Justicia, Agustín García.
En una declaración publicada el fin de semana, los jefes de los tres poderes expresaron que la responsabilidad de liderar la lucha la tiene el Estado salvadoreño y en ese sentido invitaron a la ciudadanía a unirse a la “cruzada nacional: país seguro, compromiso de todos”.
“La amenaza de la delincuencia y el crimen organizado se ha convertido en una verdadera agresión al Estado y al pueblo salvadoreño, y por lo tanto debemos unir los esfuerzos como nación para enfrentar el problema”, expresa la declaración de los tres poderes.
“Si no aprobamos leyes a tiempo, si no procesamos y condenamos al delincuente cuando está suficientemente comprobada su participación en el hecho delictivo, si no denunciamos y colaboramos con la autoridad y si la autoridad misma no hace lo suficiente ni recibe los recursos necesarios para combatir el crimen, entonces nos convertimos en cómplices de estos malos hijos de la sociedad”, consignó.
El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz, llamó el domingo a los salvadoreños a colaborar para frenar la ola de violencia social que azota el país.
“Hemos visto que los tres supremos poderes se han reunido” para tratar el tema de la violencia, “todos debemos hacer lo posible para colaborar en la solución de este problema tan difícil”, dijo Sáenz.