Tal como estaba previsto, el jefe del Partido Liberal-Demócrata (PLD, en el poder) fue designado como primer ministro por el Parlamento, donde el PDL dispone de una amplia mayoría.
Su predecesor y mentor, el liberal Junichiro Koizumi, de 64 años, decidió dejar el poder en la cumbre de su popularidad, luego de dos mandatos a la cabeza del PLD.
Abe presentó inmediatamente su gobierno, y confirmó en su cargo al canciller Taro Aso, que tendrá por delante la difícil tarea de reactivar el diálogo con Pekín.
Durante su primer conferencia de prensa, Abe se comprometió a mejorar las relaciones con los países vecinos, y especialmente con China, interrumpidas durante el mandato de Koizumi.
China. “Una China que se desarrolle pacíficamente es el país que más interesa a Japón”, aseguró Abe. “La puerta del lado japonés está siempre abierta”, agregó.
En un telegrama enviado ayer a Abe, el primer ministro chino, Wen Jiabao, comunicó la voluntad de “hacer esfuerzos sin descanso para desarrollar las relaciones de cooperación amistosas y de buenos vecinos entre ambos países”.
El nuevo gobernante seguirá privilegiando, no obstante, la alianza con Estados Unidos, que es “la base de la diplomacia y de la seguridad” del archipiélago.