La familia de la escritora huyó de Alemania en 1938, cuando la persecución a los judíos por parte del régimen nazi se hizo más severa, y se refugió en Kenia.
Zweig abordó su experiencia africana, que se inició cuando tenía cinco años, tanto En un lugar en África (1995) como en otra de sus novelas, Sólo queda el amor (2007).
La escritora se quejó varias veces de que, con el éxito de En algún lugar de África, su imagen se hubiera reducido para muchos a su relación con ese continente.
“La añoranza de los alemanes por África es enorme”, explicó en su momento Zweig al analizar el éxito inicial de su novela en su país, que luego sería un éxito mundial.
Sin embargo, lo que le interesaba a Zweig en esa novela, más que dar una imagen de África, era mostrar el difícil destino de una familia de inmigrantes como la suya. Incluso, la traducción literal del titulo original alemán – En ningún lugar de África – apunta a la idea del destierro.
La familia Zweig retornó a Alemania después de la guerra, en 1947, y se instaló en Fráncfort, donde fue enterrada ayer. El padre, un jurista que en Kenia había tenido que probar suerte como granjero, volvió a ejercer su profesión.