El secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, pusieron ayer el conflicto de Darfur en el mapa de actualidad con una visita por separado que tenía como objetivo común obligar al Gobierno de Jartum a parar la guerra.
Annan y Powell coincidieron en el aeropuerto de la capital sudanesa, donde departieron durante varios minutos.
El secretario general de la ONU tiene previsto reunirse hoy con el presidente sudanés, Omar Hasan al-Bachir, antes de partir rumbo a la región occidental de Darfur, donde desde hace más de un año se perpetra una escondida limpieza étnica.
El mismo programa cumplió ayer Powell, quien dijo haber expresado al Gobierno de Jartum “la preocupación de EE. UU.” por la situación de Darfur.
“El objetivo de la visita era hacer un seguimiento del proceso de reconciliación nacional (entre el Gobierno y los rebeldes de sur) pero hemos aprovechado la ocasión para expresar nuestra preocupación por lo que ocurre en Darfur”, reveló.
“Se trata de una crisis de seguridad. Las condiciones no permiten que llegue la ayuda humanitaria a los necesitados. Se hace necesario controlar a las milicias árabes para así garantizar que la ayuda humanitaria se reparta”, añadió.
Desde hace más de un año y medio, milicias árabes apoyadas por el Gobierno atacan y masacran con impunidad a las tribus africanas que pueblan la depauperada región de Darfur, vecina a la frontera con Chad.
El ministro sudanés de Asuntos Exteriores, Mustafa Osman Ismail, quien acompañaba a Powell, tomó nota de la advertencia de su colega y anunció que su Gobierno se concentrará “en los próximos días en mejorar condiciones de seguridad con el envío de más efectivos de las fuerzas de orden para controlar la milicias”.
El conflicto de Darfur estalló en febrero del 2003, fecha en que los rebeldes africanos del Movimiento para la Liberación de Sudan y el Movimiento para la Justicia y la Igualdad se levantaron en armas en protesta por la situación de abandono y pobreza. Los enfrentamientos han dejado miles de muertos y millones de refugiados y desplazados.
Animados por la presencia de los visitantes, unos 3.000 estudiantes se manifestaron en el campus de la Universidad de Jartum, donde se enfrentaron con la Policía.