Una de las mayores preocupaciones es la composición política del Consejo Supremo Electoral (CSE) y su capacidad para dirigir una elección que, parece, será en extremo reñida, dijo el director del grupo de observación Etica y Transparencia, Roberto Courtney.
El CSE está integrado por seis magistrados del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda) y del Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha) y el independiente Roberto Rivas, que dirige el organismo.
Ambos partidos, que actúan unidos desde hace seis años en el marco de un pacto político que controla el país, se enfrentarán en los comicios a dos fuerzas emergentes opositoras: Alianza Liberal Nicaragüense (ALN, derecha) y Movimiento de Renovación Sandinista (MRS, izquierda).
“En una elección tan estrecha, los recursos para anular votos (impugnaciones) son claves para definir el resultado de los comicios, y allí es donde los Consejos Electorales con intereses tienden a mostrar su debilidad”, advirtió Courtney, que encabezará la misión de 11.000 observadores nacionales.
Ante ello, el proceso de impugnación ha sido considerado por grupos electorales nacionales e internacionales una de las fases claves para garantizar la transparencia de los comicios nicaragüenses.
Además, sobre los comicios pesa la amenaza de los racionamientos energéticos que sufre el país desde abril pasado y que amenazan con dejar en la oscuridad a unas 12.000 mesas de votación que el Consejo instalará en todo el país.